CHICAGO.- Tras padecer varios incidentes desde el inicio de la guerra contra Irak, los musulmanes norteamericanos reclaman protección, se organizan y piden a las autoridades más firmeza para evitar ser perseguidos en Estados Unidos.
Dos días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Eric Nix, un joven de Chicago (norte) lanzó piedras a una tienda árabe de un suburbio y fue condenado a 30 días de cárcel.
Dieciocho meses más tarde, este joven reincidió el 21 de marzo, al día siguiente de la guerra contra Irak, lanzando un ataque con mortero contra la camioneta de una familia palestina.
Esta vez, la comunidad musulmana de la ciudad espera que la justicia estadounidense se muestre más severa. "Es tranquilizador que se haya dado con el tipo, pero esta vez no hay fallar", afirmó Salmi, uno de los miembros de la familia que fue tomada como blanco por este reincidente de solo 24 años.
La comunidad espera que las autoridades envíen un mensaje claro al condenarlo a 7 años de cárcel, tal como lo prevé la ley por los actos que cometió.
La policía federal (FBI) indicó que está investigando una media docena de incidentes racistas hacia musulmanes estadounidenses, una comunidad fuerte de entre 4 y 6 millones de personas que provienen de 25 países.
En Indiana (norte), por ejemplo, un afgano de 37 años resultó quemado de gravedad después de haber sido agredido en un acto racista, mientras que en Arizona (oeste) un artefacto incendiario explotó en el jardín de la casa de una familia iraquí sin dejar víctimas.
"Las autoridades deben tomar medidas antes que suceda algo grave", dijo preocupado Omar Haydar, director del instituto de Relaciones estadounidenses-islámicas (CAIR).
En Chicago, la comunidad musulmana comenzó a organizarse para defenderse.
Se organizaron vigilias privadas para cuidar varias mezquitas de la ciudad que ya han sido blanco de actos violentos (con pedradas o amenazas de muerte).
En Phoenix y Tempe (Arizona), la policía local comenzó a patrullar alrededor de eficios de la comunidad -escuelas, mezquitas, comercios-, y el viernes, día sagrado para los musulmanes, policías vestidos de civil vigilaban de cerca la mezquita.
Aunque el FBI ha multiplicado en estos últimos tiempos los contactos con los responsables musulmanes estadounidenses, las medidas adoptadas por la adminitración de Wasgington desde el 11 de septiembre no les garantiza seguridad.
Las medidas que más han intimidado a esta comunidad, son los llamados a los inmigrantes a que se registren, la mayoría dirigidos a los originarios de países musulmanes, así como la reciente iniciativa del FBI de interrogar a miles de iraquíes que viven en el país, para detectar eventuales terroristas.
"Es una institucionalización" de la política de la sospecha, estimó uno de los imán del centro de Chicago, Abdul Malik Mujahid. "Los fieles tienen la impresión que su patriotismo está puesto en duda", explicó.
Mientras muchos de sus fieles tratan se ser discretos por "una estrategia de sobreviviencia", según explicó, este imán paquistaní los impulsa a hacer lo contrario, que se expresen para defender sus derechos.