LONDRES.- El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas instó hoy a la comunidad internacional a reunir alrededor de US$ 1.300 millones para poder ayudar a la población civil iraquí.
El proyecto, que tendrá una duración de seis meses, es "el mayor desafío en la historia del PMA", dijo en Londres su director, James Morris.
El llamado forma parte de una solicitud reciente de las Naciones Unidas para reunir más de US$ 2.200 millones para ayuda humanitaria en Irak.
Con el dinero, el PMA quiere organizar un sistema para distribuir alimentos a toda la población iraquí (unos 27 millones de personas). "Ya comenzamos a establecer una arteria vital para el pueblo iraquí", dijo Morris. "No hay tiempo que perder".
Se trata de repartir alimentos urgentemente necesarios como harina, arroz, sal, azúcar, leche en polvo y alimento para bebés a partir de fines de abril.
Más del 22 por ciento de los niños en el sur y el centro de Irak padecen de desnutrición crónica. En la operación, se repartirán en total 1,6 millones de toneladas de alimentos.
Según Morris, todo está dispuesto, pero para implementar los planes "hace falta un cierto grado de seguridad y medios por parte de la comunidad internacional". Los planes contemplan además la repartición de alimentos a más de dos millones de potenciales refugiados.
El viernes pasado, la ONU destacó que las potencias de ocupación tendrán la mayor responsabilidad en la ayuda humanitaria a Irak. Además, deben garantizar la repartición de alimentos y medicamentos a la población civil.
Los medios solicitados para implementar la ayuda complementan el programa "Petróleo por Alimentos", que se la exportación de petróleo iraquí.
El Consejo de Seguridad aprobó la semana pasada que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, coordinara la reanudación del programa por 45 días. Actualmente, en Irak hay provisiones para sólo unas pocas semanas.
En tanto, la Comisión Europea advirtió hoy que soldados y cooperantes que trabajan en la ayuda humanitaria deben permanecer separados, para no poner en peligro a los empleados de las organizaciones humanitarias.
La comisión, el brazo ejecutivo de la Unión Europea, señaló además que su máxima prioridad es hacer llegar ayuda humanitaria a Basora, donde la mitad de la población sigue sin tener acceso a agua potable.
"La situación en Basora es muy seria", dijo el portavoz de asuntos humanitarios Michael Curtis. "La mayor urgencia es el agua potable".
Curtis insistió en que la ayuda que proveen los soldados debe mantenerse separada de las operaciones de las organizaciones de ayuda humanitaria.
Añadió que los trabajadores de estas organizaciones deben ser imparciales y que existe el riesgo de que la ayuda suministrada por personal militar se reparta de forma parcial.
Además, las agencias humanitarias que basan su reputación en la neutralidad para acceder a las víctimas de conflictos se arriesgarían a convertirse en blanco de ataques si se las ve trabajando con tropas estadounidenses o británicas, sostuvo.
Los comentarios de la comisión se producen luego de que la distribución de ayuda por parte de soldados estadounidenses y británicos en el sur de Irak el pasado fin de semana llevara a escenas de pánico.
"La gente debe conocer y respetar a los que reparten ayuda. No pueden ser soldados", dijo un portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). "El Ejército no tiene experiencia en estas cosas. Nosotros, las agencias de ayuda, llevamos trabajando en Irak desde hace veinte años".