ROMA.- La guerra en Irak va a ser devastadora para la economía rural de ese país, por lo que se teme una parálisis de la producción de alimentos, advirtió este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que lanzó una campaña para reunir 86 millones de dólares destinados a atender esta emergencia.
En un comunicado, la FAO advierte que el conflicto en Irak está por devastar la economía rural, lo que afectaría gravemente la seguridad alimentaria.
Cerca de dos tercios de la población iraquí -de cerca 24,5 millones de personas- dependen de la ayuda que otorga las Naciones Unidas a través del programa "petróleo contra alimentos", suspendido al iniciar el conflicto.
La FAO, responsable del sector agrícola del programa, considera que los agricultores iraquíes necesitan semillas, pesticidas, maquinarias, carburante y utensilios para las próximas cosechas, además de productos y medicinas para el ganado.
El mayor interés de la FAO es asegurar la cosecha de invierno de trigo y cebada, cuyo volumen previsto oscila entre 1,5 y 1,7 millones de toneladas.
"Hay que hacer todo lo posible para salvar esta cosecha en todas las zonas accesibles del país, asegurando que los agricultores puedan trabajar, que funcionen las cosechadoras, que haya combustible, repuestos de maquinaria y almacenes disponibles", añadió.
La agencia especializada de Naciones Unidas quiere salvar también la siembra de hortalizas de primavera, así como la de maíz y arroz, que proporcionan ingresos necesarios y además aportan vitaminas, proteínas y micronutrientes que no contienen las cestas de ayuda alimentaria.
La FAO necesita cerca de 20 millones de dólares para llevar a cabo tres proyectos urgentes destinados a proteger la cosecha de cereales y realizar las siembras de primavera y otoño.
Dentro de los proyectos se prevé la provisión de tuberías, bombas para extracción de agua, taladros y técnicos expertos para proporcionar agua en casos de urgencia y reparar los sistemas de riego que resulten dañados.
Se calcula que unos 9,8 millones de dólares deben ser destinados a las 4.000 granjas avícolas del país, otra de las fuentes esenciales de proteínas ausentes de la cesta de alimentos.
Antes del conflicto, Irak producía cerca de 155 mil toneladas de carne de aves y 2 mil millones anuales de huevos.
La falta de servicios veterinarios, vacunas, medicamentos y medidas sanitarias también podría propiciar la difusión de enfermedades pecuarias con graves repercusiones económicas en toda la región.
La fiebre aftosa y la peste amenazan a cerca de 1,5 millones de cabezas de ganado y 18 millones de ovejas y cabras del país, la cual puede fácilmente trasmitirse a los países fronterizos.
"Estos animales son la única fortuna de buena parte de la población rural de Irak", explicó Thomas. "De modo que si la gente se desplaza, se van a llevar a sus animales, lo que incrementa el peligro de propagación de las enfermedades pecuarias dentro y fuera del país", aseguró.