LA PAZ.— La llegada de bomberos españoles, suministros estadounidenses, alimentos de China y socorristas de Perú son algunas de las muestras de solidaridad que Bolivia empezó a recibir el jueves para enfrentar la tragedia de la población minera de Chima.
Pero el gobierno no esconde que ya poco se puede hacer.
El lunes una masa de lodo y piedras que cubrió un kilómetro cuadrado de las faldas del cerro Pucaloma sepultó, según estimaciones oficiales, entre 300 y 400 personas.
El mal tiempo persistente amenazó hasta el mediodía del miércoles, por tercer día, con impedir el vuelo de cuatro helicópteros prestados por Estados Unidos. Eso obligó a suspender el viaje a la zona del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Pero por la tarde los aparatos pudieron volar para llevar medicinas, alimentos, ropa y vituallas al poblado, que aún llora a sus muertos.
También transportaron a bomberos llegados de Perú y España, estos últimos acompañados de dos canes amaestrados para detectar a seres humanos con vida.
El ministro de Defensa y cabeza de la labor de rescate, Freddy Teodovich, dijo el miércoles que el número de cadáveres rescatados subió de 14 a 18 en la jornada, y que el número de desaparecidos reportados por sus familiares pasó de 31 a 43.
Un informe preliminar señaló también que 120 familias perdieron sus viviendas y 25 niños quedaron huérfanos.
A casi 72 horas del desastre, parece improbable -pese a la presencia de 150 rescatistas y el trabajo de otros 200 pobladores además de los socorristas extranjeros-, parece poco probable que se vaya a confirmar alguna vez si debajo del Pucaloma quedaron los cuerpos de esas 300 a 400 personas que estima el gobierno.
Muchos de los desaparecidos, porque Chima tenía una población flotante conformada por buscadores de oro, posiblemente no sean reclamados nunca.
Pero diversos medios de comunicación señalan que el número de víctimas fue exagerado por algunos lugareños para lograr la mayor atención del gobierno.
La ayuda material y los equipos llegaron hasta ahora tras 15 horas de viaje por un delgado y húmedo camino de tierra, sobre abismos de centenares de metros de profundidad. Pero la ayuda se vio facilitada con los primeros vuelos de los helicópteros.
Los 10 bomberos españoles también llevan equipos para instalar dos hospitales de campaña, que servirán para atender a los heridos y ayudar a impedir la propagación de infecciones, en Chima, donde se ha hecho patente un fuerte olor a descomposición
La embajada de China y la de Colombia hicieron sus primeras donaciones en dinero y especies, en tanto que el Programa Mundial de Alimentación entregó 11 toneladas de víveres.
Brasil, Chile, Francia y otros países amigos también han ofrecido el envío de medicinas y demás suministros.
Los vecinos de Chima quieren que la zona afectada, un 40% del pueblo, se convierta en un "camposanto", pero la cooperativa Aurífera Chima Limitada, que operaba en el cerro derruido en busca de oro, rechaza la posibilidad.
Los lugareños sostienen que la cooperativa es la responsable del deslizamiento, por haber socavado la resistencia de la montaña con el uso indiscriminado de dinamita.
El martes, marcharon por lo que queda del pueblo reclamando sanciones para los cooperativistas. Algunos insistían en que había que linchar a los cooperativistas, pero la mayoría pedía "justicia".