LA PAZ.- Un total de 24 cuerpos sin vida han sido rescatados hasta ahora del alud que sepultó parcialmente al pueblo minero de Chima, en el norte de Bolivia, informaron hoy las autoridades.
En el sexto día de las labores de rescate, la población siguió ayudando a las brigadas de búsqueda de quienes están desaparecidos y se cree que quedaron atrapados por las miles de toneladas de tierra, piedra y lodo que se desprendieron el lunes pasado del cerro Pucaloma, en la región de Yungas.
El secretario general de la Prefectura (Gobernación) del Departamento de La Paz, César Sánchez, dijo a EFE que hasta ayer, viernes, por la noche se habían encontrado 24 cadáveres.
Las tareas de rescate son realizadas por más de 250 policías, soldados, empleados municipales y bomberos, entre éstos una decena de la organización Bomberos Sin Fronteras y dos perros de la Unidad Canina de los bomberos de Huelva, ambos de España.
En el recuento de las víctimas, el funcionario señaló que 53 menores quedaron huérfanos por la desaparición del padre, la madre o de ambos progenitores.
Hasta hoy, las autoridades registraron a 43 personas desaparecidas y a 194 familias damnificadas por la destrucción de 104 viviendas en el sector más próximo al cerro Pucaloma.
El presidente de la Nación, Gonzalo Sánchez de Lozada, prometió el viernes pasado a los habitantes de Chima que el gobierno desplegará todavía sus máximos esfuerzos para el rescate de las personas aplastadas por el derrumbe y que los familiares aún esperan encontrar con vida.
El mandatario llegó hasta el lugar, a unos 250 kilómetros al norte de la sede del gobierno, y anunció que, después de la emergencia, se diseñará un plan de desarrollo de la zona con asistencia estatal.
En su visita, Sánchez de Lozada solicitó a los mineros evitar la degradación del medio ambiente, presunta causa del deslizamiento del cerro, porque "Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca".
El Jefe de Estado encomendó a su esposa, Ximena, y a su hija Alejandra, que también es congresista, encontrar un nuevo hogar para los 53 huérfanos de Chima.
El ministro de Salud, Javier Torres Goitia, que acompañó al Presidente, dijo que se han adoptado las medidas necesarias para evitar la aparición de epidemias, entre ellas el uso de purificadores de agua.
Debido al tiempo transcurrido y a la elevada temperatura de la región, las autoridades han comenzado a analizar la posibilidad de suspender las excavaciones por la presunción de que los cuerpos de las personas sepultadas por la avalancha ya están en descomposición.
En el pueblo "ya se siente un hedor" que ha obligado a mucha gente a la utilización de barbijos (máscaras), indicó el secretario general de la Prefectura de La Paz.
La avalancha en Chima, donde los mineros se dedican a la explotación de oro, es la más grave ocurrida en Bolivia en la última década después del derrumbe en la población de Llipi, en 1992, cuando unas 200 personas quedaron sepultadas por un siniestro similar.