CIUDAD DEL VATICANO.- Juan Pablo II clamó hoy por el fin de la guerra de Irak y por una nueva era de "perdón, amor y paz", con el pensamiento puesto en la "inerme" población civil, víctima del conflicto armado.
En su habitual alocución durante el rezo dominical del Angelus, el Papa se encomendó a los principios de la encíclica "Pacem in Terris", promulgada ahora hace 40 años por Juan XXIII, para subrayar que la construcción de la paz "es un empeño permanente".
"Mi pensamiento -afirmó- está hoy en Irak y en todos los que se ven envueltos en la guerra que allí arrecia, de modo especial en la inerme población civil que en diversas ciudades está sometida a dura prueba".
"Quiera Dios que acabe pronto este conflicto y dé paso a una nueva era de perdón, amor y paz", exclamó.
Ante los miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, el Pontífice volvió a dejar oír su voz firme y decidida a favor del diálogo y los pactos como única forma para solucionar las diferencias entre los pueblos.
"Para lograr la paz, es necesario partir del espíritu de la fe y de la sabiduría", dijo Juan Pablo II, que hizo suyo el pasaje de la encíclica de Juan XXIII en el que se argumenta que las eventuales controversias no se deben resolver con el recurso a las armas, sino con la negociación.
"Por desgracia esta positiva meta de la civilización no se ha logrado todavía", añadió antes de pedir a los fieles de todo el mundo que recen por la paz en Irak.
El Papa, que al igual que en las últimas semanas apareció con buen semblante en la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico del Vaticano, quiso involucrar directamente en sus propósitos de paz a los jóvenes.
"Deseo encomendar el empeño de la paz sobre todo a los jóvenes, porque es indispensable -afirmó- educar a las nuevas generaciones en ese valor, que debe convertirse cada vez más en estilo fundado de vida".
De nuevo con la encíclica "Pacem in Terris" en la mano, Juan Pablo II se refirió a los cuatro pilares sobre los que debe sustentarse la idea pacifica del mundo: la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
El próximo domingo, el Pontífice se reunirá con grupos de jóvenes para preparar la Jornada de la Juventud, "que constituye -dijo- un maravilloso itinerario de educación a la fraternidad, un laboratorio de paz y de esperanza en el futuro de la humanidad".
