NACIONES UNIDAS.- El gobierno iraquí, a través de su embajador en las Naciones Unidas, oficializó hoy su derrota en la guerra con una frase que parecía salida de un juego electrónico: "el juego terminó".
La frase fue pronunciada por el embajador Mohamed Aldouri, en el único comentario oficial pronunciado durante toda la jornada de boca de un funcionario iraquí.
"Mi labor ahora es la paz", dijo Aldouri. "El juego terminó y espero que prevalezca la paz. Tengo la esperanza de que el pueblo iraquí pueda tener una vida feliz", agregó.
Aldouri dijo esperar que "se haga la paz" y que "al final del camino los iraquíes disfruten la paz que merecen".
El embajador, además, dijo no haber tenido ningún contacto con Saddam Hussein y con otros miembros del gobierno iraquí, que se sumieron en un absoluto silencio.
La entrada de las tropas norteamericanas al centro de Bagdad provocó en apariencia la desbandada de los ministros iraquíes que hasta el martes habían sido los voceros del gobierno.
Los ministros de Información, Mohammed Saef Al Sahaf, el de Defensa, general Sultan Hachem Ahmed, y el embajador iraquí en Moscú, Abbas Jalaf, habituales portavoces del gobierno de Bagdad, interrumpieron hoy todo contacto con periodistas internacionales.
El silencio se extendió durante todo el día en Bagdad, donde las tropas norteamericanas avanzaron hasta el centro sin hallar la tan anunciada y supuestamente temible resistencia iraquí.
Sólo esporádicos enfrentamientos, producto de focos aislados de resistencia, hallaron las fuerzas estadounidenses en su paso hacia el centro de la ciudad, donde derribaron una estatua de Saddam ante el júbilo de unas decenas de personas que se congregaron en los alrededores.
El silencio iraquí contrastó con las declaraciones triunfalistas que, hasta el martes, dominaron las ruedas de prensa de los voceros de Saddam.
Hasta la víspera, el ministro de Información aseguraba que las tropas estadounidenses "se estaban suicidando" en Bagdad y que incluso ni siquiera dominaban el aeropuerto internacional, en la periferia. Hoy esos mismos funcionarios desaparecieron y dejaron a los embajadores en el exterior a su libre albedrío, como el caso de Aldouri en la ONU.