DOHA, Qatar.— Voluntarios provenientes de Siria y de otras naciones árabes combatieron a las tropas norteamericanas en los lugares más sorprendentes, y muchos aún están defendiendo la causa iraquí pese a que el régimen de Saddam Hussein parece haberse derrumbado.
Soldados estadounidenses encontraron el lunes a un sirio escondido en un refrigerador en una residencia presidencial cercana al aeropuerto.
Dijo que él y otros seis camaradas, todos muertos, habían sido abandonados en la capital iraquí y les dijeron que combatieran hasta la muerte para defender a Saddam. Agregó que él había preferido esconderse antes que perder la vida.
Más de 20 combatientes sirios fueron vistos el miércoles en las afueras del hotel Palestina de Bagdad, tratando de conseguir taxis que los llevaran de vuelta a casa, a medida que tanques de Estados Unidos recorrían las calles del centro de la capital.
Miles de extranjeros musulmanes han participado en las guerras de Afganistán, los Balcanes y Chechenia. Los sirios no fueron los únicos vecinos árabes que llegaron para apoyar a Irak.
Miembros del tercer batallón de infantería del Cuarto Regimiento enfrentaron esporádica resistencia en las afueras de Bagdad por parte de sudaneses, egipcios y jordanos.
Poco después de comenzar la invasión de fuerzas aliadas encabezadas por Estados Unidos, el vicepresidente iraquí Taha Yassin Ramadan anunció que miles de voluntarios árabes darían la vida para defender al régimen de Hussein. Horas más tarde la televisión estatal iraquí informó que unas 4.000 personas habían llegado al país para defender sus fronteras.
Periodistas extranjeros fueron llevados a un campo de entrenamiento donde unas 40 personas, definidas como voluntarios árabes, expresaron su odio por Estados Unidos y su compromiso por la "Jihad" o guerra santa. Ellos dijeron provenir de Argelia, Libia, Túnez, Egipto, Siria y Arabia Saudí.
Se estima que algunos de estos voluntarios enfrentaron el miércoles por la noche a las fuerzas norteamericanas. Un pelotón estuvo bajo el fuego de francotiradores en el centro de Bagdad, y residentes aseguraron que los disparos fueron hechos por yemenitas y sirios.