CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano pidió que la guerra en Irak acabe cuanto antes y que una vez concluidas las operaciones militares los iraquíes y la comunidad internacional sepan dar vida a "una era de paz en Oriente Medio", dijo hoy la Secretaria de Estado Vaticano, tras la caída de Bagdad.
"Conocidos los últimos acontecimientos en Bagdad, que marcan un importante giro en el conflicto iraquí y una significativa oportunidad para el futuro de la población, esperamos que las operaciones militares en el resto del país puedan acabar pronto, con el objetivo de evitar más víctimas, civiles o militares, y nuevos sufrimientos para la población", según la Secretaría de Estado.
Ese organismo vaticano también auspició que "una vez que calle el fragor de las armas", los iraquíes "y la comunidad internacional" sepan afrontar los desafíos presentes, "para que surja definitivamente una era de paz en Oriente Medio".
En el comunicado precisó que ahora, cuando se perfila la reconstrucción material, política y social de Irak, la Iglesia Católica está preparada para prestar a través de sus instituciones sociales y caritativas las necesarias ayudas.
Las diócesis católicas de Irak, agregó la Secretaria de Estado, están también dispuestas a ofrecer sus propias estructuras "para contribuir a una ecuánime distribución de las ayudas humanitarias".
Esta ha sido la primera reacción oficial del Vaticano, contrario a la guerra, tras la entrada de las tropas de EE.UU. en Bagdad y la descomposición del régimen de Saddam Hussein en la capital.
El único alto miembro de la Curia romana que había hablado hasta ahora era el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), que dijo ayer que era una "alivio" lo ocurrido.
La Santa Sede, con el Papa a la cabeza, siempre abogó por la resolución del conflicto a través del diálogo y bajo la ONU. También exigió a Saddam Hussein que colaborara con Naciones Unidas y acatara las resoluciones sobre desarme.
Para Juan Pablo II la guerra era una derrota para la humanidad que sólo sirve para causar más daños a una población, la iraquí, extenuada tras doce años de embargo.