PARÍS.- El avión supersónico Concorde dejará de volar definitivamente este año, después de casi tres décadas de servicio y tras ocupar una página en la historia de la aviación.
Las compañías aéreas francesa Air France y británica British Airways, las únicas que poseen estos "bellos pájaros blancos", han cedido finalmente ante la cruda realidad de la crisis del sector, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, y jubilarán a sus Concorde, orgullo de la aeronáutica franco-británica.
El rumor corría desde hace un tiempo, pero hoy se concretó con un anuncio oficial: los doce Concorde (cinco franceses y siete británicos) aterrizarán definitivamente el 31 de octubre de 2003.
Air France aparcará sus supersónicos el 31 de mayo próximo, aunque no descarta apurar hasta la fecha fatídica de octubre, si de aquí a entonces se registra una recuperación en el sector.
Se terminan así 27 años de vuelos supersónicos de París y Londres a Nueva York, salpicados de incidentes técnicos y ensombrecidos por el accidente de un Concorde de Air France nada más despegar del aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle, el 25 de julio de 2000, en el que murieron 113 personas en su mayoría alemanes.
Tras varias mejoras técnicas, los Concorde de Air France y British Airways reiniciaron sus vuelos el 7 de noviembre de 2001, pero el alto coste de su mantenimiento y la caída en picado de la demanda de pasajes, incrementada tras el comienzo del ataque a Irak, han supuesto la puntilla del único aparato supersónico de transporte civil del mundo.
El índice de ocupación de los Concorde de Air France en estos últimos meses ha sido en torno al 20 por ciento, precisó en rueda de prensa el presidente de la aerolínea, Jean-Cyril Spinetta, para quien estos aparatos fueron rentables hasta el accidente de 2000.
Según Spinetta, el cese de la actividad costará a Air France entre 50 y 60 millones de euros, por la amortización del almacenamiento de las piezas de recambio, pero evitará una perdida anual de entre 30 y 50 millones de euros.
Air France abandona con "pesar" la explotación de sus Concorde, dijo Spinetta, que agregó: "no olvidaremos nunca a los que, haciendo volar al Concorde durante casi tres décadas, han permitido a Air France escribir una de las páginas más bellas de la historia de la aviación", subrayó.
"Comprendemos y respetamos completamente la decisión de Air France y Britsh Airways, sobre todo en el contexto económico actual", señaló, el presidente de Airbus, Noel Forgeard.
Usado especialmente por los hombres de negocios y por "la flor y nata" de la sociedad, este aparato mítico, goloso en queroseno, sólo puede acoger en cada vuelo a un centenar de personas.
Un billete de ida y vuelta París-Nueva York de un Concorde de Air France puede ser comprado actualmente a partir de 8.727 euros.
Las ventajas son el ahorro de tiempo (3 horas y 55 minutos, unas tres horas menos que en un vuelo regular) y un servicio exquisito: vajilla de porcelana, cubertería de plata, manteles de lino, menú de primera, vinos de prestigio y champán y caviar a discreción.
La aventura del Concorde comenzó en 1962, pero su historia se inició a finales de los años 60, cuando despegó el primer prototipo desde el aeropuerto de Toulouse (sur de Francia) para un vuelo de ensayo que duró 29 minutos.
Era el 2 de marzo de 1969 y a mando del avión estaba el comandante francés André Turcat, director de pruebas en vuelo de Sud-Aviation, que se convirtió en Aerospatiale y luego se fundió en el consorcio europeo EADS.
El Concorde superó la barrera del sonido el 1 de octubre de 1969 y habría que esperar hasta su 102 vuelo de prueba, el 4 de noviembre de 1970, para alcanzar el Mach2 (2.155 kilómetros por hora), dos veces la velocidad del sonido.
Su nombre fue inspirado por un discurso del general Charles de Gaulle, quien denominó al proyecto como la "concordia" entre los dos vecinos del Canal de la Mancha.
Los primeros vuelos comerciales del Concorde fueron en enero de 1976, tres años después de la primera crisis petrolera, que encareció considerablemente los costes de explotación.
Es el único avión de transporte civil con ala delta, lo que le confiere su particular "aire de pájaro", y sus cuatro reactores Rolls Royce/Snecma Olympus 593, le propulsan a entre 15.000 y 18.000 metros de altitud.
El padre del Concorde, el francés Lucien Servanty, murió en Toulouse en 1973, a los 64, sin ver jamás en vuelo sus aparatos, que, al menos, por lo que respecta a los de Air France, serán cedidos a museos aeronáuticos para el disfrute de generaciones futuras.