JERUSALEN.— En busca de los mayores beneficios posibles tras la caída de Saddam Hussein, Israel espera que Estados Unidos presione a Siria para que se deshaga de los guerrilleros del Hezbolá, que atacan el país con miles de cohetes desde el sur del Líbano, y expulse a grupos milicianos palestinos de Damasco.
En comentarios publicados el lunes, el ministro de la Defensa, Shaul Mofaz, dijo que Israel tiene una "larga lista de cuestiones que pensamos en demandarles a los sirios y sería mejor hacerlo través de los estadounidenses".
Mofaz hizo estas declaraciones luego de que el Presidente George W. Bush advirtió a Siria que no le dé refugio a los miembros del régimen iraquí y dijo creer que Siria poseía armas químicas. Siria rechazó las dos acusaciones.
Funcionarios sirios acusaron a Israel de instigar la presión estadounidense y el ministro de Relaciones Exteriores Farouk Sharaa supuestamente advirtió Israel pagaría "un precio" si Siria es dañada.
Los fuertes enfrentamientos verbales llevaron a temer la aparición de un nuevo frente de batalla en una región apenas recuperándose de la guerra en Irak y que busca además poner fin a 30 meses de combates palestino-israelíes, los cuales han dejado miles de muertos e incrementado los sentimientos contra occidente entre los árabes.
Aunque la frontera sirio-israelí ha estado tranquila durante los últimos 30 años, ello no significa que sea estable: sus fuerzas aéreas se enfrentaron sobre Líbano en 1982 y Siria ha empleado a Hezbolá desde hace tiempo como un brazo. Durante los 18 años de ocupación israelí en el sur del Líbano, Siria permitió que armas provenientes de Irán llegaran a las guerrillas que combaten a Israel.
Los dos países tienen asimismo varios enfrentamientos pendientes. Siria quiere que Israel le entregue las Alturas del Golán, ocupadas por el estado judío en 1967, mientras Israel dice que Siria presenta una amenaza en su contra y es refugio de dirigentes de grupos palestinos en Damasco.