KIRKUK, Irak.- Kurdos que fueron despojados de sus viviendas durante el régimen de Saddam Hussein han empezado a recobrar lo que dicen son sus propiedades de derecho y que habían caído en manos de iraquíes árabes que tenían las simpatías del ahora derrocado dirigente.
"Nos hemos quedado sin vivienda", se quejó Said Wader Muhammad, cuya familia fue arrojada de su casa de cuatro habitaciones en esta ciudad de mayoría kurda. "Por años hemos trabajado duro desde la mañana hasta la noche y nos han arrebatado nuestra casa que es fruto de nuestro trabajo".
Los nuevos ocupantes kurdos tomaron posesión de la vivienda en los días de anarquía en Kirkuk que siguieron a la caída el 10 de abril del Gobierno de Bagdad. Afirman que el terreno les pertenece y que Saddam los despojó en los años 80.
"Era nuestra tierra", afirmó Chador Rushed Rah, un comerciante que planea mudarse a la vivienda con su esposa y siete hijos. "Hace años, tres de mis hermanos fueron asesinados por el Gobierno de Saddam. Tomaron nuestras propiedades y nos obligaron a irnos".
El desalojo de las minorías de las zonas ricas en petróleo es uno de los más difíciles y delicados legados del régimen de Saddam. Miles de kurdos que vivían en las ciudades norteñas de Kirkuk y Mosul fueron despojados de sus bienes y arrojados del área como parte de una campaña de arabización orquestada desde Bagdad.
Unos 400.000 kurdos fueron desplazados de Kirkuk. Muchos terminaron en campamentos de refugiados y dedicaron sus vidas a recobrar las propiedades que perdieron.
Los antiguos residentes de Kirkuk dicen que el vecindario de Qadasia era otrora un distrito agrícola de propiedad de terratenientes kurdos. Pero los residentes árabes de la zona, muchos de ellos empleados públicos que aprovecharon incentivos financieros que les ofreció Saddam para mudarse a vivir aquí en los años 80, afirman que no tenían idea que la tierra hubiese pertenecido a alguien en algún momento.
"Ningún pueblo curdo fue desplazado de este vecindario", dijo Seyed Aqel Musawi, un líder comunitario de Qadasia. "Ésta era tierra de nadie".
Los kurdos habían jurado que recobrarían sus tierras y viviendas perdidas cuando Kirkuk fuese liberada. Sus dirigentes han dado seguridades a Estados Unidos y los países árabes de que el proceso será legal.
"Siempre hemos dicho que el derecho del regreso para las víctimas de la limpieza étnica es un derecho sagrado", dijo Barham Salih, Primer Ministro del enclave autónomo kurdo. "El regreso de los desplazados tiene que realizarse mediante un proceso ordenado, esperamos que sea un proceso internacional, que tendrá en consideración los derechos de todas las comunidades de Kirkuk".
Pero los árabes afirman que los kurdos se han tomado la ley en sus propias manos.
Musawi —que habló en una bulliciosa asamblea de sunitas, chiítas y cristianos árabes residentes en Qadasia— vociferaron una larga lista de quejas, alegando que los kurdos habían tomado represalias contra el vecindario árabe.
Dijeron que kurdos que afirmaban ser miembros de la Unión Patriótica de Kurdistán o el Partido Democrático de Kurdistán, las dos principales facciones que gobiernan la sección autónoma kurda, habían usado sus armas y disparado contra sus viviendas.
Cuando se le pidió a un kurdo, Rahim, a que demostrara que una vivienda era de su propiedad, respondió: "Ellos destruyeron todos nuestros documentos. Ésta es nuestra tierra".
Rahim agregó que entiende que es probable que la otra familia, que se mudó hace 16 años, no sabía que esa tierra tenía dueño.