"La Creación recupera su auténtico significado para la salvación", dijo el Pontífice. (AP)
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II presidió hoy en la Basílica de San Pedro la solemne Vigilia Pascual, que conmemora la Resurrección de Cristo con uno de los ritos más antiguos de la Iglesia Católica, durante el cual pidió "un compromiso más fuerte de vida evangélica".
La ceremonia, de unas 3 horas de extensión, comenzó con la bendición del Fuego instalado en el atrio de la Basílica, completamente a oscuras, que sirvió para encender el cirio pascual y las velas de los oficiantes, a medida que entraban en el templo.
Luego se encendieron todas las luces de la Basílica, uno de los momentos más significativos de este rito que representa la Resurrección de Cristo, cuando se hace la luz después de las tinieblas y un diácono entona el Exultet, antiguo canto en latín con el que se anuncia la Pascua.
El Papa, que cumplirá 83 años el 18 de mayo y está prácticamente inmovilizado a causa de la artrosis que padece en la rodilla derecha, siguió toda la ceremonia desde su trono realizado especialmente por los artesanos del Vaticano, que le permite desplazarse y levantarse sin hacer ningún esfuerzo.
La misa celebrada hoy en San Pedro, que San Agustín llamaba "la madre de todas las Vigilias", fue una prueba particularmente fatigosa para el anciano Pontífice quien, sin embargo, pronunció la homilía con voz firme y clara.
Vestidos de blanco y con una vela encendida en sus manos, nueve catecúmenos de Nigeria, Burkina Faso, Italia, Túnez, Japón, Burundi y Estados Unidos recibieron el bautismo de manos de Juan Pablo II.
La lectura de nueve salmos y cartas de profetas, cada una en un idioma diferente -entre ellos francés, español, italiano, alemán e inglés- presidieron el Evangelio recitado en latín.
El Papa leyó después el paso de las Sagradas Escrituras que evoca a las mujeres que van a buscar el cuerpo de Jesús al sepulcro para embalsamarlo "al alba del primer día después del sábado" y encuentran la tumba vacía, y evocó el "sublime misterio" y el "extraordinario acontecimiento de la Resurrección".
"En esta noche de Resurrección todo vuelve a empezar desde el principio, la Creación recupera su auténtico significado para la salvación. Es como un nuevo comienzo de la historia y del cosmos", dijo el Pontífice en la homilía.
Juan Pablo II se dirigió en particular a los catecúmenos que recibieron los Sacramentos de la iniciación cristiana "con los que entran a formar parte del pueblo de los redimidos", pidiéndoles "perseverar en la fidelidad a Cristo y proclamar con valentía su Evangelio".
Profundamente devoto de la Virgen, Juan Pablo II pidió finalmente a María, "testigo gozosa de la Resurrección", que ayude a todos a caminar "en una nueva vida".
El Papa presidirá mañana la solemne misa de Pascua en San Pedro e impartirá después la bendición Urbi et Orbi -a la ciudad y al mundo-, desde el atrio de la basílica, a los miles de peregrinos que estos días llegaron a Roma para participar en uno de los momentos más importantes para la cristiandad.
El Pontífice, que en los últimos meses recobró fuerzas y mejoró su dicción gracias a nuevos tratamientos, pudo presidir todas la ceremonias de la Semana Santa y presentó la decimocuarta Encíclica de su pontificado, dedicada a la Eucaristía.