PARÍS.- El ultraderechista Jean Marie Le Pen fue reelegido hoy por unanimidad presidente del Frente Nacional de Francia, en un Congreso cuyos miembros exultantes dieron por seguro que su partido llegará a la presidencia del país.
"Seremos nosotros los grandes vencedores de las regionales de 2004 y conquistaremos la región de Provence-Costa Azul, de la cual fuimos desplazados en modo ignominioso, y Le Pen será Presidente", tronó desde el palco el "delfín" Bruno Gollnish, en medio del delirio de los asistentes.
Hace un año Le Pen causó un terremoto en la política francesa cuando en elecciones presidenciales desplazó a los socialistas y pasó al segundo turno junto con el presidente actual, Jacques Chirac.
El entusiasmo de los ultraderechistas del Frente Nacional tiene además como alimento una encuesta reciente, según la cual siete de cada diez franceses consideran posible que también para la próxima carrera al Elíseo, en 2007, un exponente de la extrema derecha llegue al balotaje.
Sólo 27 por ciento no considera posible que se repita ese desempeño electoral del Frente Nacional.
La misma investigación, realizada por el instituto Ipsos entre 2.500 personas, establece que 62 por ciento de los consultados cree que el Partido Socialista no supo aprovechar la lección del 21 de abril de 2002, cuando su postulante, Lionel Jospin, quedó en el tercer lugar, detrás de Chirac y Le Pen.
"Lo haremos, lo haremos nosotros, la recuperación ha comenzado", proclamó uno de los siete dirigentes que tomó la palabra en el Congreso del Frente que reeligió a Le Pen.
Pero la extrema derecha afronta divisiones y disputas internas por el poder. El arribo a los máximos niveles de conducción de Marine Le Pen, la hija de Jean Marie, causó recelos y cuestionamientos.
Gollnisch, quien se considera "número dos" del partido, se siente amenazado por la hija del máximo dirigente, vista como más simpática que su padre.
"No hay corrientes ni clanes" en el Frente Nacional, debió decir días atrás Jean Marie Le Pen, al conocerse evidencias de diferencias y recelos en su partido.