HANNOVER.- La policía alemana puso fin en la tarde del viernes, de forma incruenta, al secuestro de un autobús de línea que había comenzado más de seis horas antes en la ciudad de Bremen.
El secuestrador, un libanés de 17 años, según confirmó la policía, se entregó a las autoridades después de varias horas de guerra de nervios y negociaciones, y fue arrestado.
El autobús urbano de la línea 120 en Bremen, que en el momento del secuestro estaba ocupado por unas 15 personas, había sido bloqueado finalmente en un sector de la autopista entre las ciudades de Hildesheim y Hannover. La autopista había sido cerrada al tráfico.
Luego de apoderarse del bus en Bremen, alrededor de las 09:40 (07:40 GMT), el secuestrador obligó al chofer a punta de pistola a dirigirse por la autopista en dirección sur.
A lo largo del día, el secuestrador fue dejando en libertad a varios rehenes y al final ya sólo tenía a seis personas en su poder, entre ellos algunos menores de edad.
El hombre se entregó cuando una unidad especial de la policía tomó al asalto el vehículo. Ninguno de los que ocupaban el autobús resultó herido, dijo la policía.
Poco antes se había escuchado un tiro, cuando el secuestrador efectuó un disparo al aire.
Si bien sigue sin estar claro lo que quería el secuestrador, un portavoz de la policía dijo que había hecho algunas demandas de tipo político que no fueron detalladas.
También había pedido hablar con el alcalde-gobernador de Bremen, Henning Scherf, y solicitó víveres, agua y un nuevo teléfono, así como un nuevo chofer para proseguir el viaje hacia el sur.
Se informó que tanto el chofer como los rehenes liberados están recibiendo asistencia psicológica.
El fin incruento del incidente causó alivio en toda Alemania, ya que los secuestros de autobuses tienen varios antecedentes en el país.
Hace dos semanas, un frustrado asaltante de banco se apoderó de un bus en Berlín que terminó con el secuestrador herido después de que la policía tomara por asalto el bus.
El caso más espectacular se produjo 1988, cuando tras asaltar un banco en la localidad de Gladbeck, los dos atracadores se apoderaron de un autobús en Bremen con 35 personas a bordo.
Este secuestro, que gran parte de Alemania siguió en directo por televisión, duró 54 horas y terminó con la muerte de una rehén y otros varios heridos, al ser tiroteados los asaltantes en un sector de la autopista cerca de Colonia.
Los dos asaltantes fueron detenidos y condenados posteriormente a penas de cárcel de varios años. Pero en aquella ocasión, tanto la actuación de la policía como la de los medios, especialmente la radio y la televisión, que ofrecieron entrevistas en vivo con los delincuentes, fueron objeto de duras críticas.