CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II sigue "confiando" en el Presidente cubano Fidel Castro y está convencido de que con "el diálogo se contribuye a la democratización del país", declaró este miércoles el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano.
El Papa "no se ha arrepentido de la confianza que dio a Fidel Castro", declaró el cardenal, número dos del Vaticano, al ser interrogado sobre el tema margen de un congreso celebrado en Castel Gandolfo, la residencia de verano pontificia, en las afueras de Roma.
Para el cardenal, el Papa está convencido de que "el diálogo debe continuar para contribuir a la democratización del país".
Según Sodano "en la vida hay que ofrecerle a todas las personas puentes de oro para salir del propio mundo en el que se encuentran encerrados", comentó el purpurado, entre los más cercanos al Pontífice.
"Ahora la gran esperanza que el Papa nutre, y que también yo nutro personalmente, es que él (Castro) pueda conducir ese pueblo hacia nuevas metas de democracia, respetando las conquistas que se han alcanzado en estos decenios", agregó Sodano.
"Es verdad que para el Papa y para tantos pueblos libres del mundo fueron desilusionantes las últimas decisiones tomadas, como las tres fusilaciones y las severas condenas de los tribunales. Por eso el Papa manifestó su sorpresa y pesar y hace votos para que al menos para los detenidos se decida un gesto de clemencia", comentó el cardenal.
"Nosotros, a través del nuestro óptimo nuncio en Cuba, monseñor Luis Robles Díaz, y a través de los obispos y el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, continuaremos ese diálogo. El diálogo nunca se interrumpirá, porque con todos los hombres existe una base para conversar", agregó.
Para el Secretario de Estado, tanto el Papa Pablo VI como Juan Pablo II siempre han optado en el curso de sus pontificados por mantener las puertas abiertas al diálogo y citó como ejemplo los contactos con los líderes de Europa oriental durante los años 60, cuando "parecía un diálogo sin esperanza".
El juicio sumario de 11 secuestradores de una lancha de pasajeros celebrado el 2 de abril, cuyos tres principales protagonistas fueron condenados a muerte y fusilados, y la condena a penas severas hasta de 28 años de 78 disidentes políticos provocó un fuerte rechazo internacional.
Juan Pablo II, que recibió en 1996 a Fidel Castro en el Vaticano y realizó un viaje histórico en enero de 1998 a Cuba, manifestó el sábado "su profunda pena" luego de las recientes ejecuciones y pidió "un gesto de clemencia significativo" para los cubanos condenados.
Uno de los mayores resultados de la gira papal a la isla comunista fue justamente la liberación de más de 200 disidentes internos poco antes de su visita pastoral.
La mediación de la Santa Sede, que presentó una lista de detenidos políticos a las autoridades cubanas, solicitando su liberación, fue considerado uno de los mayores éxitos de la diplomacia vaticana.