El Presidente de Brasil durante su discurso en la Misa del Trabajador. (AFP)
SAO PAULO.- El Presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, ex metalúrgico y líder sindical, celebra un 1 de Mayo simbólico, por primera vez del otro lado del púlpito, participando en una misa en su antiguo bastión Sao Bernardo (en la periferia industrial de Sao Paulo).
Católico practicante, Lula pronunció un breve discurso a la numerosa asistencia, recordando que en la época de la dictadura militar la policía estaba cerca de la iglesia no para protegerlo como ahora sino para perseguirlo como opositor al régimen.
"El 1 de mayo de 1979, estaba en misa aquí (...), el 1 de Mayo de 1980 no pude venir porque estaba en prisión y desde hace 23 años yo y los otros (compañeros) venimos a esta misa", dijo Lula.
Distendido, vistiendo una camisa de manga corta, Lula se comprometió a "volver todos los 1 de Mayo (durante sus cuatro años de mandato) para informar sobre lo que hice", como jefe de Estado, "a todos mis compañeros de la Pastoral obrera".
El cardenal arzobispo de Sao Paulo, Monseñor Claudio Humes, celebró la misa junto a otros sacerdotes amigos de Lula, quien no participará en otros actos por el 1 de Mayo.
El mandatario evocó la historia de su vida, subrayando que todo había sucedido sin que él lo planeara.
"Casi todo en mi vida sucedió sin que yo lo previera. Pero como soy católico, pienso que fue Dios quien lo ha querido", dijo.
"Yo no quería ser sindicalista (...); en 1978 después de la primera huelga (de los metalúrgicos) dije que abandonaría pero en 1980 fundé el Partido de los Trabajadores (PT), en 1982 fui electo senador y luego candidato a la presidencia y gracias a la perseverancia de ustedes, fui electo" Presidente, resumió Lula bajo los aplausos de más de un millar de asistentes.
"Mi elección es el resultado de una toma de consciencia, de la clase obrera, de una sociedad que se despertó y tomó la responsabilidad de gobernar este país", continuó el mandatario.
Lula se congratuló de haber podido enviar el miércoles al parlamento los proyectos de reforma fiscal y del sistema de jubilaciones.
"La historia dará más importancia de la que le damos hoy a lo que pasó ayer en el país cuando envié las reformas al parlamento. Convencer a 27 gobernadores del país, de los cuales solamente tres pertenecen al PT, a venir a Brasilia la víspera de un feriado es un hecho histórico fantástico", estimó el jefe de Estado.
Lula también se congratuló de los primeros resultados de su política económica y del retorno de la confianza de los inversores.
"Antes de la elección se decía que el dólar alcanzaría los cinco reales, hoy se cotiza a 2,91; que la inflación aumentaría y que el PT fracasaría en lo económico. Ahora hay quejas porque el dólar baja", constató el mandatario brasileño.
Afirmó que "en el momento oportuno" hará los cambios prometidos en su campaña electoral, principalmente en la lucha contra el hambre y reactivación del empleo.