NACIONES UNIDAS.- Unicef lanzó hoy una campaña de movilización para evitar que la falta de atención internacional acabe con la vida de miles de niños en Irak, víctimas del hambre, las enfermedades o la explotación.
En un comunicado, la organización advierte no sólo del fallecimiento de miles de niños, sino también de que cientos de miles resultarán heridos, se enfermarán gravemente, serán explotados, objeto de abusos o sufrirán un retraso escolar.
Esta situación sólo se podrá evitar si se convierte a los niños en la prioridad número uno del conflicto en Irak, aseguró hoy la Oficina del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en un intento por llamar la atención internacional sobre este problema.
"La guerra puede estar acabada, pero el trabajo está lejos de estar hecho", afirmó hoy la directora ejecutiva de la organización, Carol Bellamy, un día después de que los máximos directivos de las agencias internacionales hayan regresado de su primer viaje a Bagdad en seis semanas.
Los peligros a los que se enfrentan los niños en Irak son muchos, si bien Unicef ha querido destacar la degradación de los sistemas de agua potable y la proliferación de enfermedades como la diarrea o el cólera, así como el hecho de que el cierre de las escuelas obligue a los niños a estar en las calles.
También es peligrosa la existencia de munición perdida que no ha explotado, y que cada día provoca nuevos muertos y heridos, así como la falta de medios en los hospitales y la malnutrición, que afecta a uno de cada cuatro niños en Irak.
"Hacemos un llamamiento a los iraquíes y a todas las partes en este conflicto para que conviertan la protección de los niños en su trabajo prioritario, pues de su bienestar depende el futuro del país", dijo Bellamy.
Destacó además la importancia de la reapertura de las escuelas, que permitirá a los niños recuperar la sensación de normalidad, y les dará vivencias positivas, además de evitar que estén en las calles, sometidos al peligro de los abusos y la explotación.
La representante de Unicef en Irak, Carel de Rooy, rindió hoy homenaje a los 200 empleados locales de la organización en el país que, pese a la guerra, estuvieron trabajando en el mantenimiento de los suministros de agua y de electricidad.
La Organización Mundial de la Salud estima que el servicio sanitario de Irak, tras los daños provocados por la guerra, por la falta de mantenimiento y por años de embargos, necesitaría al menos una inversión de 20 millones de dólares mensuales para quedar en condiciones óptimas de funcionamiento.