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El Papa ruega por una paz "estable y duradera" al llegar a España

Juan Pablo II dio por iniciado su viaje número 99 al extranjero, el quinto a la España y el primero tras la guerra de Irak, a la que se opuso en todo momento, mientras que el gobierno español apoyó la intervención angloestadounidense en el país del Golfo.

03 de Mayo de 2003 | 09:18 | DPA
MADRID.- La quinta visita del Papa Juan Pablo II a España en sus casi 25 años de pontificado comenzó hoy, a su llegada al aeropuerto internacional de Madrid-Barajas, con una imploración a la paz "fecunda, estable y duradera" para España y para el mundo y con una alusión al proceso de integración de una Europa "unida".

El Sumo Pontífice, a quien esperaban al pie del avión los reyes de España, Juan Carlos I y Sofía, y el arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal española, cardenal Antonio María Rouco Varela, descendió del avión de Alitalia que lo trajo desde Roma en un elevador.

Su avanzada edad -el próximo 18 de mayo cumple 83 años- y su estado de salud, marcado por la artrosis y el Parkinson, enfermedad nunca confirmada por la Santa Sede, dificultan su movilidad.

Para avanzar por la alfombra roja que conducía hasta su sillón, entre los que ocuparon los monarcas españoles bajo el sol y el calor de Madrid, hizo uso de una plataforma móvil.

En su discurso, el Sumo Pontífice, que finalizará su visita en la tarde de mañana, apeló, con voz clara durante la lectura, a una convivencia en España en la unidad, "dentro de la maravillosa y variada diversidad de sus pueblos y ciudades".

Juan Pablo II dio así por iniciado su viaje número 99 al extranjero, el quinto a España y el primero tras la guerra de Irak, a la que se opuso en todo momento, mientras que el gobierno español, del conservador Partido Popular (PP), apoyó la intervención angloestadounidense en el país del Golfo.

Al conflicto de Irak, Karol Wojtyla no hizo ninguna alusión expresa, pero en su saludo destacó que la paz "es obra de la justicia, de la verdad, del amor, de la solidaridad".

El discurso del anciano Karol Wojtyla, sentado en un sillón y ayudado por un atril en su lectura, fue interrumpido en numerosas ocasiones por aplausos, vivas, gritos y cánticos como "Juan Pablo, amigo, España está contigo" o "Juan Pablo, campeón, te queremos mogollón (mucho)", por parte de decenas de personas congregadas allí.

Rompiendo el texto escrito y cuando el público coreó al unísono "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo", el Papa contestó, sonriendo: "Es verdad para España". El ambiente era festivo. Los asistentes al acto portaban banderas de España y la Santa Sede.

El Sumo Pontífice no olvidó en su discurso los "momentos trascendentales" que vive el viejo continente. Apeló a una "consolidación de una Europa unida" desde la pluralidad de culturas y "respetando la identidad de sus Estados miembros".

"¡Europa, vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Aviva tus raíces!", instó el Papa polaco recordando cómo se despidió de la ciudad gallega de Santiago de Compostela en 1982. En la nueva Europa, señaló, España aportará "el rico legado histórico de sus raíces católicas".

El discurso del Santo Padre fue seguido atentamente por los reyes -Juan Carlos I acercó su sillón mientras éste hablaba-, por diversos miembros del Ejecutivo, entre ellos el presidente del gobierno español, José María Aznar, así como por cardenales y obispos.

Por su parte, el rey Juan Carlos I, en un discurso que precedió al del Santo Padre, agradeció al Papa sus "reiteradas condenas" del terrorismo, así como su "aliento y solidaridad" con las víctimas que lo sufren.

El monarca calificó el terrorismo, que los españoles sufren "muy en particular" por parte de la organización separatista vasca ETA, como "intrínsecamente perverso y nunca justificable".
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