MOSCÚ.- El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, presentó hoy al Parlamento un proyecto de ley de amnistía para los participantes en el conflicto armado en Chechenia, pese a los sangrientos atentados terroristas de los últimos días.
En un mensaje al presidente de la Duma o Cámara de Diputados de Rusia, Putin indicó que el proyecto puede ser "examinado de manera urgente" y, según fuentes parlamentarias, ser aprobado ya la próxima semana.
El proyecto fue presentado después de dos atentados terroristas en Chechenia que en los últimos tres días causaron 80 muertos, en su mayoría civiles, y de que el Ministerio chechén del Interior informara de la existencia de un destacamento separatista de 36 mujeres kamikaze dispuestas a continuar la cadena de ataques.
"La proclamación de la amnistía está dictada por un importante acontecimiento histórico en la vida de los ciudadanos que residen en territorio de la República Chechén, la aprobación del estatuto de dicho integrante de la Federación Rusa", aseguró Putin en su mensaje a la Duma.
El Presidente ruso destacó que su aprobación será "un acto de humanismo" y apuntará, ante todo, a "crear condiciones adicionales para normalizar la vida pacífica en la República Chechén".
La amnistía se extiende al territorio de la vecina república Ingush, donde también se produjeron enfrentamientos, y beneficiará a "las personas que cometieron delitos a partir del 1 de agosto de 1993 y hasta el momento de entrada en vigor de la resolución".
También podrán acogerse a la medida de gracia "aquellos que renunciaron o renuncien a su participación en grupos armados ilegales, cesen la resistencia armada o depongan voluntariamente las armas antes de la medianoche del 31 de julio de 2003".
De acuerdo con el mensaje presidencial, "se supone que la amnistía no debe extenderse a personas que hayan perpetrado asesinatos, secuestros, violaciones, atracos armados y otros graves delitos".
De este modo, quedarán fuera de su amparo los líderes separatistas, los comandantes de campo y los combatientes más conocidos.
El Kremlin se niega a calificar como una guerra el conflicto chechén -en el que según diversas fuentes han muerto entre 30.000 y 80.000 personas, en su mayoría civiles- y lo presenta como un episodio más de la campaña antiterrorista internacional.
"Actualmente hay suficientes personas que por error, engaño o bajo amenaza personal a familiares se han visto involucradas en los restos de la bandas armadas que aún quedan en Chechenia", explicó un portavoz del Kremlin.
Según la fuente, "muchas de ellas están dispuestas a deponer las armas, cesar la actividad delictiva y volver a la vida pacífica".
El perdón tampoco se extenderá a "ciudadanos extranjeros" y "personas sin ciudadanía", lo cual apunta a los extranjeros, principalmente de origen árabe y afganos, que forman parte de los destacamentos separatistas chechenes.
En particular, las autoridades rusas sospechan que tras el atentado de ayer miércoles, que costó la vida a 16 personas, está el comandante Abú Al Valid.
También suponen que este "mercenario árabe", como lo denominan, fue el organizador del atentado del lunes en Známenskoye, que causó 59 muertos y 261 heridos, de los que 84 siguen hospitalizados, 40 en estado grave.
El fiscal de Chechenia, Vladímir Krávchenko, indicó que no se descarta que ambos atentados hayan sido ordenados por el ex presidente separatista de Chechenia Aslán Masjádov y el comandante Shamil Basáyev, a quien atribuyen la organización del grupo de mujeres kamikaze.
"También estudiamos esa posibilidad", declaró.
Putin comparó ayer el atentado del lunes en Chechenia con los del martes en Arabia Saudí e instó a combatir el terrorismo internacional.
"Todos estos atentados llevan la misma firma y las consecuencias son también similares", dijo el número uno del Kremlin.
El Presidente ruso tiene previsto presentar el próximo viernes su mensaje anual sobre el estado de la nación, en el que se espera que destaque como un paso decisivo hacia la paz el referéndum celebrado en Chechenia en medio de la guerra, en marzo pasado.
Durante la consulta, criticada por organizaciones de derechos humanos por la falta de seguridad, según el Kremlin un 96 por ciento de los chechenes apoyó una nueva Constitución que proclama a la república "parte inalienable" de Rusia.