BUENOS AIRES.- El Presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, tomó por sorpresa a sus compatriotas con el anuncio de indultar a un ex jefe guerrillero y a un ex militar golpista, medidas que fueron criticadas por Néstor Kirchner, quien le sucederá en la Jefatura del Estado a partir del domingo.
"No estoy de acuerdo", dijo el futuro Mandatario electo al ser informado por los periodistas de que era inminente la firma de un decreto de indulto o de conmutación de penas que beneficiará al ex líder guerrillero Enrique Gorriarán Merlo y al ex coronel de Ejército Mohamed Alí Seineldín, ambos condenados a prisión perpetua.
Kirchner, quien se encontraba en la ciudad de Río Gallegos, capital de la sureña provincia de Santa Cruz, donde el lunes presentó su renuncia como gobernador de ese distrito, afirmó que no sabía "nada" y que no tenía "la menor idea" del asunto, pues Duhalde no le había informado sobre esa polémica decisión.
No obstante, recordó que no estuvo de acuerdo, "al igual que millones de argentinos", cuando a finales de 1990 el entonces Presidente Carlos Menem indultó a los jefes del régimen militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, y al ex líder de la organización guerrillera Montoneros Mario Firmenich.
"Mi posición (con respecto a los indultos) no ha variado", subrayó Kirchner, quien accederá a la presidencia argentina con el respaldo de Duhalde.
Eduardo Duhalde confirmó en la noche del lunes las versiones de prensa de que era "inminente" la firma de un decreto de indulto o de conmutación de penas al decir que con esas medidas, que la Constitución Argentina sólo reserva para el jefe de Estado, pretendía "clausurar una etapa de violencia".
"Ya no existe en Argentina esa política con armas en la mano, con enfrentamientos. Es una historia pasada. Creo que nosotros debemos clausurar esa etapa. Estoy convencido de eso y por eso he tomado la determinación", destacó el gobernante al programa "Desde el llano", del canal de televisión por cable Todo Noticias.
Gorriarán Merlo fue uno de los jefes en los años setenta del guerrillero Ejército Revolucionario del Pueblo y en 1989, en el último tramo del gobierno presidido por Raúl Alfonsín, comandó un ataque al cuartel de La Tablada, a las afueras de Buenos Aires, que dejó unos 40 muertos entre civiles y militares.
En 1995 fue apresado en México y trasladado a Argentina, donde un tribunal federal lo condenó a prisión perpetua por el asalto a esa unidad del Ejército.
El coronel Seineldín, líder del llamado movimiento militar "carapintada", de ultraderecha, fue condenado también a prisión perpetua por dirigir una asonada castrense en diciembre de 1990, cuando Argentina era presidida por Carlos Menem, con el resultado de 10 militares y civiles muertos y unos 20 heridos.
Menem llegó a analizar, hacia el final de su mandato, en noviembre de 1999, la posibilidad de indultar o de conmutar las penas del ex jefe guerrillero y del ex militar golpista, pero la declarada oposición de Fernando de la Rúa, por ese entonces Presidente electo, dejó esa iniciativa en vía muerta.
Duhalde alegó que familiares y amigos de Gorriarán Merlo, de 61 años, y de Seineldín, de 70, habían intercedido para que los indultara, dada la delicada salud de ambos.
"Los indultos no sirven para pacificar. Soy un enemigo histórico de los indultos", destacó el obispo católico Justo Laguna, una de las primeras voces que manifestaron su disconformidad con un perdón presidencial.
Los partidos de izquierda y los organismos de derechos humanos, que vienen reclamando la libertad de Gorriarán Merlo, prefirieron guardar silencio sobre los anuncios de Duhalde hasta tanto se conozcan los fundamentos de los decretos, pero advirtieron de que no están de acuerdo con el indulto a Seineldín.
La única voz que manifestó su complacencia por el anuncio del presidente fue la de la ex secretaria de Derechos Humanos y actual senadora nacional, Diana Conti, quien aseguró que se trata de una medida generosa, destinada a pacificar", pues Duhalde no le deja a Kirchner un tema controvertido por resolver.