MOSCU.- El presidente ruso Vladimir Putin propuso el jueves a su homólogo estadounidense George W. Bush olvidar las tensiones surgidas entre ambos países a raíz de la guerra en Irak, al manifestar la voluntad de Moscú de desarrollar su asociación con Washington "en todos los ámbitos".
Hay en las relaciones ruso-estadounidenses "muchas más cosas que nos acercan que temas sobre los cuales subsisten divergencias", escribió Putin en un mensaje a su homólogo estadounidense.
El mensaje fue entregado en mano a Bush por el ministro ruso de Defensa, Serguei Ivanov, que visita Washington, mientras que el canciller ruso, Igor Ivanov, se hallaba el miércoles en París para mostrar con Francia y Alemania su aprobación a la versión enmendada de la resolución anglo-norteamericana sobre Irak, que será votada este jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Moscú manifestó claramente su voluntad de reanudar las relaciones con la Casa Blanca, en vísperas de una reunión entre ambos presidentes prevista en torno al 1 de junio en San Petersburgo, coincidiendo con la celebración del tricentenario de la antigua capital imperial rusa.
"La asociación estratégica ruso-estadounidense responde a los intereses del conjunto de la comunidad internacional, puesto que contribuye realmente a la estabilidad y a la seguridad mundiales", subrayó Putin en su mensaje, según un comunicado del Kremlin.
Según la agencia Itar-Tass, Serguei Ivanov, considerado como uno de los hombres de confianza del presidente ruso, se entrevistó durante 20 minutos con Bush en presencia de su consejera para la seguridad nacional, Condoleeza Rice.
Bush y Putin firmaron hace un año en el Kremlin una declaración de "nueva asociación estratégica" entre Rusia y Estados Unidos.
Pero tras el acercamiento sin precedentes a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las relaciones ruso-estadounidenses atravesaron un momento delicado debido a la oposición de Moscú a la operación militar en Irak lanzada sin el aval de las Naciones Unidas.
Rusia denunció enérgicamente el aislamiento de la ONU, a la que considera preeminente para la solución de este tipo de crisis.
Pero los rusos aceptaron finalmente esta semana apoyar, tras la negociación de varias enmiendas, el texto de la resolución anglo-norteamericana sobre el levantamiento de las sanciones y la posguerra en Irak.
"Putin necesita tanto como Bush poner fin a la crisis", estimó Viktor Kremeniuk, del Instituto EEUU-Canadá de Moscú, recordando el intenso baile diplomático de estas últimas semanas y sobre todo la reciente visita del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.
"El presidente ruso se libró a un juego diplomático peligroso tratando de servir a Dios y al diablo", estimó.
Aunque se unió a Francia y Alemania en una oposición categórica a la intervención anglo-norteamericana en Irak, Rusia se mantuvo en un segundo plano y dejó el protagonismo a París.
Kremeniuk explicó que durante toda la crisis Rusia "tanteó el terreno para ver de qué lado saldría ganando más", aunque también se arriesgó a aparecer frente a unos y otros como un interlocutor falto de credibilidad.