LONDRES.- Cuando el debate sobre la adopción del euro está en pleno apogeo, el primer ministro británico, Tony Blair, advirtió hoy a los euro-escépticos de que "no habría nada peor" para el Reino Unido que quedarse al margen de Europa.
"Hay gente en este país que se opone a que desempeñemos un papel crucial en la Unión -afirmó en su rueda de prensa mensual- pero no habría nada peor para el Reino Unido, para su influencia, empleos e industria, que quedarse al margen de Europa".
Blair, gran defensor de la moneda, adelantó que su Gabinete está ahora "llegando a un consenso", tras semanas de evidentes divisiones sobre la idoneidad de adoptar el euro en el futuro inmediato.
El primer ministro reconoció que la entrada en la eurozona "es la mayor decisión a la que se enfrenta este Gobierno" y que, por ese motivo, "hay que tomarla bien".
Con el objetivo de cerrar filas y defender una posición común, el "premier" británico mantiene esta semana entrevistas con cada uno de los miembros de su equipo, algunos de los cuales, como el influyente titular de Economía, Gordon Brown, son muy reacios a dar el paso.
"Todos coincidimos en el principio de que hay que adoptar el euro -señaló Blair- pero también es cierto que los ministros quieren que ello se haga cuando las condiciones económicas sean las apropiadas".
Brown anunciará el próximo 9 de junio si considera cumplidos los cinco requisitos de convergencia económica previos a la entrada del país en la eurozona fijados por el Gobierno en 1997.
Pese a la presión de asociaciones empresariales y economistas que favorecen la desaparición de la libra esterlina, es muy probable que Brown decida que la coyuntura económica no es aún la adecuada para aceptar el compromiso.
Sin embargo, quizás deje la puerta abierta para volver a examinar la situación pasado algún tiempo -lo que complacería a Tony Blair- y para celebrar un referendo dentro de la legislatura, que se agota en 2005, en contra de su reciente anuncio de que lo aplazaría al menos dos años.
La oposición en pleno y parte del Partido Laborista quiere que el referendo se celebre lo antes posible: los "tories" con la esperanza de que salga negativo y los laboristas más pro-europeos porque temen que el país, y su Gobierno, pierda el tren de la UE.
El ministro británico para Europa, Denis McShane, comentó después de las declaraciones de Blair que el Gobierno ganaría la consulta si la celebrara ahora, pero que no quiere hacerlo porque ello causaría "una guerra civil dentro del partido".
Además de la adopción del euro, a la que se oponen la mayoría de los británicos, según las últimas encuestas, hay también en el Reino Unido un debate, instigado por los tabloides conservadores, sobre si hay que someter a consulta popular la adhesión del país a la futura constitución europea.
Tony Blair, que se opone a esta idea, explicó que la Carta Magna no robaría la soberanía al Reino Unido, que podría ejercer su veto, y animó a los recelosos a replantearse su posición.
"Creo fervientemente que es de interés nacional que nuestro país pertenezca a la Unión Europea (UE), y a una Unión Europea ampliada", subrayó.
Blair opinó que el euro escepticismo "es sólo superficial" en el país y confió en que "la gente se dará cuenta de que es importante entrar en Europa y ser un miembro constructivo, no destructivo".
El primer ministro compareció ante los periodistas poco antes de reunirse con su colega griego, Costas Simitis, con quien analizó el contenido de la cumbre de la Unión Europea que se celebrará en junio en Salónica.
Más tarde, el primer ministro viajó a Alemania, donde se verá con el canciller Gerhard Schroeder y asistirá a los actos conmemorativos del 140 aniversario del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD).