WASHINGTON.- Los cambios operados a principios de mes en la administración interina en Irak, fueron dispuestos por la Casa Blanca, preocupada por el lento ritmo de la reconstrucción, señala este sábado el cotidiano The Washington Post.
El general retirado Jay Garner fue reemplazado por el diplomático Paul Bremer y súbitamente también fue llamada a Washington Barbara Bodine, la encargada de administrar Bagdad y la región central de Irak, entre otras medidas.
A pesar de la discreción de la administración de George W. Bush, el presidente estadounidense y sus principales asesores estaban preocupados por el creciente descontento y criticismo sobre la planficación de posguerra, afirma el Post.
Hacia fines de abril la Casa Blanca temía que la reconstrucción estuviera "en peligro y terriblemente mal orientada", dice el cotidiano, citando a "varios altos funcionarios".
La propuesta de prohibir todas las armas pesadas y automáticas en Irak, anunciada el viernes, fue la última de una serie de medidas instrumentadas por el nuevo jefe de la administración estadounidense, que asumió a principios de la semana pasada.
Ello provocó la ira de los líderes chiítas del sur del país, que se sienten discriminados porque la medida no alcanza a los kurdos mayoritarios en el norte.
"Queremos condiciones en las que todas las milicias sean disueltas y no aceptaremos que a otras milicias se les permita conservar sus armas mientras que nosotros no tendremos las nuestras", advirtió el ayatola Muhammad Bakr al-Hakim, miembro del Supremo Consejo de la Revolución Islámica en Irak.
El activo Bremer también anunció la disolución de las fuerzas de seguridad de Saddam Hussein, ordenó a unos 200.000 miembros del partido Baas que se entregaran y desalentó expectativas sobre una pronta instalación de una autoridad interina iraquí en Bagdad.