SAN PETERSBURGO.-
El Presidente estadounidense, George W. Bush, cenó este sábado con los líderes mundiales que se opusieron a él por la guerra en Irak, mientras su anfitrión, el Presidente ruso, Vladimir Putin, pedía a los huéspedes que olvidaran la política, al menos por el momento.
Las fastuosas festividades para celebrar el 300 aniversario de San Petersburgo, ciudad natal de Putin, reunieron a los principales protagonistas del agrio debate que precedió a la guerra contra Irak, incluyendo a los líderes de Francia, Alemania y Gran Bretaña.
Pero Bush, respetando promesas de no permitir que la ocasión se convirtiera en una confrontación con los pacifistas, conversó con el Canciller alemán, Gerhard Schroeder, en el banquete oficial, aunque no pudo saludar al Presidente francés Jacques Chirac, quien ya había regresado a su país.
Las celebraciones congregaron más de 40 líderes, entre ellos de los 15 miembros de la Unión Europea (UE) y de 10 países que se unirán al bloque el año próximo.
Bush, Putin y otros líderes del Grupo de los Ocho -integrado por los siete países más industrializados del mundo y Rusia- también se verán las caras el domingo en la cumbre que se realizará en el pueblo francés de Evian.
Chirac, apoyado por el Mandatario ruso y Schroeder, encabezó el rechazo a los esfuerzos estadounidenses por ganar la aprobación de las Naciones Unidas en su acción militar destinada a derrocar al Presidente iraquí Saddam Hussein.
Schroeder también enfureció a Bush al hacer campaña en septiembre contra una acción militar estadounidense y según reportes de medios de prensa alemanes, ambos hombres no habían cruzado palabra en seis meses.
Pero fuentes de la delegación que asistió al banquete en el palacio Peterhof del siglo XVIII, dijeron que
el Presidente de Estados Unidos se acercó a Schroeder, quien estaba sentado a la mesa, y le preguntó "¿Cómo estás?".
El Canciller alemán respondió: "Bien" y ambos conversaron un rato. "La situación parecía todo lo relajada posible", dijo la fuente.
Ambiente festivo
Putin, claramente disfrutando el ambiente festivo de la gala, elevó una copa de champán por Bush y su esposa.
"Esta noche ustedes pueden olvidarse de todo y relajar. No es a menudo que ustedes tienen una oportunidad de estar con sus esposas", les dijo a los líderes mundiales reunidos para el banquete.
Tras el banquete, Bush y Putin presenciaron un espectáculo de danza al aire libre en los jardines de Peterhof, llenos de fuentes y cascadas.
Horas antes, en Polonia, antes de volar a San Petersburgo, Bush había descartado una confrontación, diciendo: "Éste no es el momento de provocar divisiones en una gran alianza".
A pesar de las palabras conciliadoras del líder norteamericano, su consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, no anduvo con rodeos en una entrevista con el diario francés Le Monde, al cual dijo que en ocasiones París pareció percibir a los estadounidenses como una amenaza mayor que el ahora derrocado Presidente iraquí Saddam Hussein.
Mañana, Putin y Bush sostendrán una reunión donde se analizarán temas como el futuro del Irak de posguerra y la cooperación de Rusia con Irán en la esfera nuclear.
Un funcionario estadounidense de alto rango que acompaña al Presidente estadounidense dijo que Rusia compartió sus preocupaciones sobre el programa nuclear de Irán, pero que Washington presionaría a Moscú sobre el tema durante la visita.
Washington ha criticado duramente la participación de Rusia en los planes de Irán de construir una planta de energía nuclear, que los estadounidenses consideran un encubrimiento de un programa de armas nucleares.
"Hemos visto buen desarrollo en la forma de pensar de los rusos (sobre el tema). Esperamos que esto se traduzca en buenos avances en la acción rusa", dijo el funcionario a la prensa.