EVIAN.- Los dirigentes del Grupo de los Ocho manifestaron el lunes su confianza en que podrán reanimar sus debilitadas economías y se comprometieron a hacer a un lado sus diferencias sobre Irak y cooperar en la reconstrucción del país.
Los dirigentes de las ocho potencias económicas del mundo señalaron una serie de indicios de que los actuales problemas económicos, entre ellos la lenta recuperación de Estados Unidos y la amenaza de nuevas recesiones en Europa y Japón, pronto se terminarán y serán remplazados por un crecimiento más fuerte.
El Presidente francés Jacques Chirac calificó las conversaciones sobre la economía mundial como "muy positivas", expresando un "mensaje de confianza" de que sus naciones podrían lograr mayores tasas de crecimiento.
Todos los dirigentes presentes durante la cumbre anual del Grupo de los Ocho — compuesto por las siete naciones más industrializadas del mundo y Rusia — destacaron que las recientes divisiones en torno a la guerra en Irak han sido superadas. La división fue especialmente profunda entre el Presidente George W. Bush y Chirac, quien encabezó la oposición contra la guerra encabezada por Estados Unidos.
Bush, quien había tenido un encuentro privado con Chirac el lunes, dijo que deseaba su asesoría para el viaje que realizaría el lunes a Medio Oriente, para una nueva ronda de conversaciones de paz.
Bush dijo que las conversaciones dentro del llamado G-8 habían reafirmado su posición de que la cooperación entre Estados Unidos y Europa era vital para resolver muchos de los problemas del mundo.
"Una Europa unida cooperando con Estados Unidos puede hacer mucho bien... en cuestiones tales como el combate al terrorismo, la proliferación nuclear. Podemos hacer mucho bien para ayudar a quienes sufren", dijo Bush.
El Primer Ministro británico Tony Blair dijo a la prensa que parte de las conversaciones del lunes se centraron a las acciones emprendidas por naciones europeas como Francia y Alemania para instituir reformas económicas que llevarían a un mayor crecimiento.
"Hay un consenso general sobre que si no cambiamos y reformamos nuestras economías pronto, no podremos sobrevivir con los mismos niveles de vida en el mundo moderno", dijo Blair, señalando que la creciente competencia emanada de la globalización obligaba a todas las naciones a aceptar la nueva realidad.
Aunque cuatro de las naciones del G-8 —Francia, Alemania, Rusia y Canadá— se opusieron a la guerra en Irak, Chirac dijo que compartían la opinión de que una nueva resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas serviría como la base para la reconstrucción del país.
Agregó que se aceptó darle a Estados Unidos y Gran Bretaña el manejo de la resolución para la reconstrucción de Irak, con solamente una leve influencia de la ONU.