BUENOS AIRES.- La Justicia de Argentina condenó hoy a reclusión perpetua, la máxima pena que rige en el país, a un ciudadano chileno que violó y asesinó a su hija, de seis años, y que también mató a otro niño de la misma edad.
La condena impuesta a Joel Aedo Rivero, de 62 años, fue saludada con aplausos por los asistentes al juicio oral y público que se celebró en los tribunales de la ciudad de Quilmes, a unos 20 kilómetros al sur de Buenos Aires.
El caso, que conmocionó a la población, permitió también descubrir que la menor a la que violó y asesinó era fruto de las relaciones que el condenado mantenía con la hija de su concubina.
El doble asesinato, perpetrado el 6 de septiembre de 1994, despistó en un principio a los investigadores, pues los cadáveres de los dos menores fueron hallados en el interior de una nevera en desuso, lo que hizo presumir que se trató de un accidente.
Pero las pericias determinaron que los niños no habían muerto a causa de una travesura, sino que la menor había sido violada y asesinada y que su amiguito, también de 6 años, fue matado presuntamente por haber sido testigo ocasional. <
Un ciudadano paraguayo, cuya identidad no trascendió, fue acusado al principio como autor de la violación y del doble homicidio, pero las pruebas recolectadas apuntaron directamente a Rivero, quien durante todo el proceso alegó su inocencia.
La concubina del chileno y su hija (la madre de la niña asesinada) testificaron en favor del acusado, lo que llevó a los jueces del tribunal a preguntarse en su veredicto "qué trama siniestra ocultan" las dos mujeres.
La sala I de la Cámara Penal de Quilmes le impuso a Rivero reclusión perpetua al hallarlo culpable de los delitos de violación agravada en concurso real seguida de homicidio calificado y de homicidio calificado para ocultar el otro crimen.