LIMA.- Los trabajadores liberados de la firma argentina Techint relataron este miércoles que sus captores, entre hombres y mujeres armados, los obligaron a caminar en la maraña selvática, pero que no los maltrataron y al final fueron abandonados en una falsa "zona minada".
Los ex rehenes lucían rostros demacrados tras permanecer unas 36 horas en manos de una columna armada de la organización maoísta Sendero Luminoso en medio de una región montañosa de la ceja de selva de la provincia de La Mar, departamento de Ayacucho, unos 600 km al sudeste de Lima.
Tras su cautiverio se mostraron aliviados y satisfechos de recobrar su libertad según testimonios que ofrecieron a la cadena estatal de televisión RTP, tras volver al campamento Toccate, de Techint, de donde fueron secuestrados la madrugada del lunes.
"Todos los secuestrados eran muchachos muy jóvenes’’, comentó el colombiano Alfonso Díaz sobre los senderistas, mientras su compatriota Henry Ríos relató haber sentido "mucha tristeza por el temor de que quizás nunca volvería a ver a mi familia. Nunca había estado en una situación así, estar secuestrado en una montaña", añadió.
Un obrero peruano no identificado recordó que sus captores se identificaron como integrantes del Partido Comunista Peruano pero que "no eran como antes en que su política era más drástica, que ahora habían cambiado y tenían otra ideología y otros líderes".
En una charla en medio del monte les dijeron que no estaban contra la empresa "sino contra la política del Estado".
De acuerdo con los relatos, los senderistas estaban dirigidos por un individuo identificado como "Roberto", quien se comunicaba por un teléfono satelital entregado por el Ejército para entablar cierto tipo de negociaciones.
La versión coincide con la proporcionada por el viceministro del Interior, Roberto Vásquez de Velasco, quien reveló la entrega del teléfono satelital y que se conversaba con "Roberto", como aparente líder del grupo rebelde de unas 25 personas.
Jairo Guerra Olivares, otro obrero peruano, refirió que los senderistas tenían varios radios transmisores mediante los cuales se comunicaban y que les dijeron "no se preocupen, no les va a pasar nada, pero si intentan escapar los mataremos".
"En su mayoría no pasaban de 22 a 23 años pero los líderes eran algo mayores, de unos 30 años, además había aproximadamente nueve mujeres y entre 15 a 20 hombres, algunos parecían nativos y otros de la zona andina", dijo. ¶
Guerra dijo que antes que los dejaran en libertad les pidieron una "colaboración voluntaria", como prendas de vestir, relojes, incluso dinero.
"Ya sabíamos que íbamos a ser liberados, ellos se sentían preocupados, un poco asustados, parecían que estaban cansados y querían alejarse más al fondo de la selva", agregó.
Fue en la mañana del martes que uno de los líderes les informó que recibirían un teléfono satelital.
"En la caja de alimentos que lanzaron desde un helicóptero llegó una caja y un papel escrito que leyeron entre ellos. No sé que decía el papel, luego nos dijeron que nos iban a dejar libres pero que el punto de entrega sería otro lugar", contó Jairo Guerra.
Los senderistas siguieron su camino y los dejaron en una zona que, según les advirtieron, era una zona minada.
"Primero tenemos que desactivar la zona, por eso ustedes tienen que esperar media hora y luego se pueden ir", les advirtieron.
Cuando se produjo la incursión al campamento, uno de los cocineros del campamento narró que estaba viendo en el comedor un programa de televisión por cable cuando aparecieron dos hombre y una mujer con armas largas.
Tras ser reunidos todos en un patio y antes de emprender la marcha, ’Roberto’ les dijo que lleven para 10 o 15 días, "hasta que la empresa cumpla con lo que les pedimos", dijo el cocinero. Pero antes de 36 horas fueron liberados.