LA HABANA.- El Presidente cubano Fidel Castro encabezó el jueves una multitudinaria marcha frente a la embajada de España en La Habana, mientras su hermano Raúl lideraba otra frente a la italiana, en protesta por sanciones europeas contra la isla.
Más de un millón de habaneros, según las autoridades, participaron en ambas marchas matutinas simultáneas, acompañados por bandas militares y gritando consignas contra la Unión Europea (UE).
Enfurecido por el endurecimiento de la política europea hacia Cuba, el Gobierno cubano manifestó su ira a Estados Unidos, y a los Gobiernos de España, la antigua potencia colonial, e Italia, a los que acusa de haberse convertido en aliados de Washington.
Castro dirigió palabras especialmente duras contra el Mandatario español José María Aznar, a quien el miércoles por la noche llamó "fuhrercito con el bigotito, de ideas nazifascistas", y responsabilizó de las recientes sanciones europeas.
Vestido con uniforme verde olivo, con zapatillas deportivas negras y ondeando una bandera cubana, Castro pasó frente al palacete de la embajada española en La Habana Vieja encabezando a decenas de miles de cubanos.
Los participantes llevaban carteles con caricaturas de Aznar y con eslóganes alusivos a la guerra de independencia hispano-cubana: "Aznar, si en 1898 no pudieron con nosotros, 100 años después ni lo intentes".
Al mismo tiempo, Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas y sucesor designado, encabezó la protesta frente a la embajada italiana en el barrio residencial de Miramar.
Las relaciones entre Cuba y la UE -el principal inversionista y socio comercial de la isla y su principal fuente de turistas- se han ido deteriorando seriamente en los tres últimos meses desde que el bloque europeo condenó el encarcelamiento de 75 disidentes y las ejecuciones sumarias de tres secuestradores de un barco.
Hace una semana la UE impuso unas sanciones a La Habana que contemplan reducir las ya escasas visitas bilaterales, la participación en actos culturales, invitar a disidentes a las recepciones por las fiestas nacionales europeas y revisar la posición común de la UE que condiciona las relaciones con Cuba a la evolución de la situación de los derechos humanos y de la democracia en la isla.
Fuentes diplomáticas europeas no descartaban que esta crisis pueda llevar a medidas más drásticas por parte de Cuba. El propio Castro ya advirtió que se tomarían medidas contra el Centro Cultural Español, dependiente de la embajada, y advirtió que los diplomáticos que insistan en mantener contactos con disidentes "sobran".
El gobierno de Aznar no tomó ninguna medida de respuesta a las acusaciones cubanas y se limitó a reiterar que las medidas europeas habían sido tomadas por unanimidad y que España no ha alentado la disidencia.
"No hay que echar más leña al fuego", dijo una fuente diplomática española.
Además de suponer un congelamiento de las relaciones con la UE, esta crisis diplomática también sitúa los lazos con España en uno de sus niveles más bajos, como ocurrió en 1996 cuando, tras la llegada de Aznar al poder, La Habana retiró el placet al nuevo embajador español, molesta por críticas españolas.
También, señalan fuentes diplomáticas, esto enrarece las relaciones con Italia, tradicionalmente buenas. El gobierno italiano, además de adherirse a la declaración europea, ha suspendido sus programas de cooperación con la isla en represalia por la represión en Cuba.
Dentro de ambas embajadas se encontraban todos los diplomáticas que observaban las marchas meticulosamente organizadas por las autoridades y convocadas de un día para otro.
Como en ocasiones anteriores, se demostró la capacidad de movilización de las autoridades cubanas, que pusieron en funcionamiento un organizado sistema de transporte para desplazar a los habaneros hacia las dos embajadas antes del amanecer.
Esta es la primera vez, con la excepción de una marcha contra la República Checa en abril del 2000, que estas manifestaciones tienen lugar frente a embajadas europeas. Actos similares se han realizado muchas veces frente a la misión diplomática de Estados Unidos.
Mientras Washington mantiene desde hace más de cuatro décadas un embargo contra la isla para tratar de acabar con Castro, la UE había privilegiado tradicionalmente el intercambio económico y el diálogo político para propiciar cambios en la isla.