LA HABANA.- Fidel Castro rechazó en duros términos las medidas anunciadas por la Unión Europea (UE) contra su gobierno, movilizó este jueves a miles de personas para expresar el repudio popular a las mismas, y ahora aguarda una eventual réplica de los Quince.
Vestido con su tradicional uniforme de combate, Castro encabezó una "marcha del pueblo combatiente", que desfiló ante la sede de la embajada de España en La Habana y coreó agresivas consignas contra el jefe del gobierno español, José María Aznar, a quien calificó de "bandido" y "fascista" en un discurso pronunciado la víspera.
En otro extremo de la capital, su hermano Raúl Castro, segundo hombre en la jerarquía cubana y ministro de las Fuerzas Armadas, guió a otra multitud frente a la sede diplomática de Italia, donde grandes carteles describían al primer ministro, Silvio Berlusconi, como un émulo del fascista Benito Mussolini.
Fidel Castro, de 76 años y gobernante del único país comunista del hemisferio occidental, acusó a Aznar y a Berlusconi de ser autores intelectuales de la resolución aprobada el jueves pasado por la UE, en protesta por la ola de represión desatada en la isla contra la oposición interna.
El bloque comunitario dispuso limitar visitas gubernamentales de alto nivel, reducir su participación en actos culturales bilaterales, invitar a los disidentes a las recepciones diplomáticas en sus embajadas en La Habana y revisar en julio próximo la posición común que mantienen sobre Cuba en demanda de democracia.
Eso "debe de haber sido escrito en estado de embriaguez, sino etílica, un estado de embriaguez eurocentrista", dijo Castro, tras advertir que los Quince han cometido "una estupidez" al desafiar a su gobierno.
"A Cuba no se le amenaza; y cuando se provoca hay que tener en cuenta cuál es el costo político de ello", dijo el veterano gobernante, que llegó al poder hace 44 años al mando de un ejército guerrillero que derrocó al dictador Fulgencio Batista.
Considerado el decano de los jefes de Estado del mundo, Castro tiene una amplia experiencia como estadista y gran capacidad política, reconocida tanto por seguidores como por adversarios, y emplea un lenguaje llano y agresivo hacia sus detractores para ponerlos a la defensiva.
La semana pasada, la UE tomó la iniciativa con sus represalias contra la isla, pero la réplica de Castro -denostando a Aznar y a Berlusconi y organizando marchas masivas en La Habana contra sus gobiernos- puso a los Quince ante el dilema de cómo responder a esos virulentos ataques sin llegar a una ruptura de relaciones.
El mandatario cubano tildó a Aznar de "cobarde" y lo describió como "un führercito con bigoticos", en tanto Berlusconi no salió mejor parado al ser descrito como "un payaso fascista", denuestos que no serán fáciles de pasar por alto a la diplomacia europea.
Por si fuera poco, Castro advirtió a los países de la UE que si sus embajadores en La Habana invitan a disidentes a sus recepciones diplomáticas, los funcionarios cubanos se abstendrán de asistir, y que Cuba responderá aislándolos de toda actividad oficial en la isla.
Por tanto -dijo- "si limitan su actividad a atender a los 'disidentes', entonces aquí sobran. Que nadie diga que no he dicho las cosas bien claras", alertó.
Tras este despliegue de su arsenal político -duros discursos y manifestaciones masivas- el jefe de Estado cubano reivindicó la doctrina socialista de la revolución y dijo estar dispuesto a defenderla a ultranza, sin medir los costos, y quedó a la espera de una posible reacción europea.
La UE es el primer socio comercial de Cuba y el mayor inversor extranjero en la isla, con aportes de más de 2.100 millones de dólares en el período 1993-2002, según datos oficiales, en tanto sus relaciones bilaterales atraviesan hoy por su peor momento en las últimas tres décadas.
No hubo una reacción inmediata del bloque comunitario contra Cuba, pero no se descarta que los cancilleres de los Quince emitan algún pronunciamiento al respecto el lunes próximo, cuando tienen previsto reunirse en Luxemburgo.