LONDRES.- Los abogados británicos se sumaron hoy a las críticas de los diputados contra la reforma del sistema judicial decretada por el Primer Ministro, Tony Blair, pues temen que pueda restar independencia al estamento y sumirlo en el caos.
"Son cambios enormes y muy rápidos, difíciles de digerir. Además, ¿quién nos asegura que la nueva comisión que designará a los jueces no estará controlada políticamente?", se preguntó Matthias Kelly, el director del influyente "Bar Council", el colegio de los abogados de Inglaterra y Gales.
"Estamos preocupados por la independencia del sistema judicial, porque es el centro de cualquier democracia", subrayó el letrado.
Tony Blair anunció el jueves una remodelación de su Gabinete que incluye la creación de un ministerio de Asuntos Constitucionales en lugar de la histórica oficina del Lord Canciller (Lord Chancellor), la máxima autoridad judicial en Inglaterra y Gales desde hace 1.400 años.
También desaparecerá la corte de la Cámara de los Lores (los Law Lords) en favor de un Tribunal Supremo al estilo estadounidense y se constituirá una comisión que se encargue de nombrar a los candidatos a jueces, algo de lo que hasta ahora se ocupaba el Lord Canciller.
"¿Quién elegirá a los jueces? Porque si va a ser un grupillo de allegados al Partido Laborista (en el Gobierno), entonces tenemos problemas", advirtió Kelly.
Aunque la abolición de la histórica oficina del Lord Chancellor, vinculada al Gobierno, favorece, en principio, la modernización del sistema, los abogados y los parlamentarios consideran que un cambio de tanta trascendencia debería haberse debatido en la Cámara de los Comunes.
El líder del Partido Conservador, el mayor grupo de la oposición, Iain Duncan Smith, acusó al primer ministro de hacer "una chapuza" y sumir al sistema "en un caos constitucional".
Dijo también que Blair es un "dictador de pacotilla" al anunciar cambios de tal magnitud sin haberlos sometido a consulta.
A su vez, el diputado laborista y abogado Bob Marshall-Andrews opinó que la reforma "parece fruto de un ataque de pánico".
Lo cierto es que no sólo Blair creó ministerios, sino que también puso a amigos personales en cargos clave.
Su ex compañero de piso Charles Falconer dirigirá el ministerio de Asuntos Constitucionales, que, además de las funciones del Lord Canciller, asume las carteras de Asuntos para Escocia y Gales.
Entre otras cosas, Falconer es conocido porque estuvo a cargo del proyecto de la enorme carpa construida a orillas del río Támesis, en Greenwich, para celebrar el nuevo milenio -un plan que acabó siendo un desastre financiero-.
Marshall-Andrews criticó la designación de Falconer, "miembro no electo (nombrado sin más) de la Cámara de los Lores y una criatura del mecenazgo, que ni siquiera debe responder ante la Cámara de los Comunes".
"Si vas a cambiar 1.400 años de historia -agregó este laborista- tienes que hacerlo con cuidado, elaboras un proyecto, tratas con los expertos, consultas... Y después lo presentas en el Parlamento, que es el que decide cómo debemos ser gobernados, y no el primer ministro en Downing Street".
Las críticas a los cambios realizados por Blair en el Gabinete se extienden hasta Escocia y Gales, dos regiones que sienten que con la unificación de sus carteras van a perder voz en Westminster (la sede del Parlamento).
La oposición británica también arremetió contra el nombramiento de John Reid -un escocés elegido por una circunscripción electoral escocesa- como ministro de Sanidad, otra de las grandes sorpresas de la remodelación.
Según Iain Duncan Smith, "que vaya a ocuparse de la Sanidad de Inglaterra es una monstruosidad constitucional".
Reid, ex líder laborista de la Cámara de los Comunes, sustituye a Alan Milburn, que dimitió del Gobierno para dedicarse a su familia.
A Reid le reemplaza Peter Hain, ex ministro para Gales.
Mientras que Blair no se ha pronunciado todavía sobre la reforma, el secretario general del Partido Laborista, Ian McCartney, explicó hoy en un programa de la BBC que "el Gobierno pretende preparar al país para los retos del siglo XXI".
"Queremos un sistema judicial más eficaz, con mejores mecanismos de prevención y detección, más apoyo para la víctimas, la creación de un Tribunal Supremo independiente y la separación de los poderes legislativo y judicial", detalló.
McCartney añadió que "ni una sola persona" ha contactado con él, como director del partido, para quejarse de los cambios.