BUENOS AIRES.- El gobierno argentino recibirá este lunes y martes al director gerente del FMI, Horst Koehler, con quien hablará de deuda pero también de pobreza y crecimiento, en camino a alcanzar un nuevo acuerdo.
Después de un año de tirantes tratativas que llevaron a un acuerdo de corto plazo que vence a fines de agosto, el presidente Néstor Kirchner se entrevistará con un interlocutor de peso que envió desde Washington mensajes conciliadores.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) quiere "establecer cuál es la capacidad de pagar la deuda sin ignorar que se necesita dar a la gente un mejor nivel de vida", aseguró Koehler antes de embarcarse para Sudamérica.
En los últimos días, diversos funcionarios argentinos vienen resaltando la importancia de la visita del número uno del Fondo, a cuatro semanas de la asunción de Kirchner.
"Para Argentina no es una cuestión menor el establecimiento de una buena relación con el FMI", dijo el jueves el vicepresidente Daniel Scioli.
Pero advirtió que el Fondo "cometió errores que impactaron en Argentina al haber sostenido políticas que repercutieron en la exclusión social, de manera que ahora debemos ser muy serios en procura de perfilar un nuevo acuerdo".
A fines de agosto vence el acuerdo de corto plazo firmado en enero con el FMI, que permitió al país refinanciar pagos este año a los organismos financieros por unos 11.000 millones de dólares y evitar una moratoria en la deuda multilateral.
En el marco de la nueva ronda de negociaciones, el gobierno argentino propondrá al FMI acordar una cláusula según la cual sólo se pagarán vencimientos de la abultada deuda pública (121.000 millones de dólares) si crece su economía.
En la antesala de la visita de Koehler, el ministerio de Economía difundió cifras sobre la marcha de la economía que son auspiciosas: en el primer trimestre el Producto Interno Bruto (PIB) creció 5,4% con respecto de igual periodo del año pasado y continúa el superávit fiscal.
Pero la economía está dando señales de no crecer con tanto ímpetu como en los últimos meses, cuando comenzó a emerger en forma paulatina de la peor recesión que se recuerde en el país, con un retroceso de 10,9% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2002.
A la hora de estudiar la renovación del respaldo, el FMI no sólo pondrá la mira en el rendimiento de la tesorería, apuntalado por el aumento de la cosecha de impuestos a las exportaciones, sino también en el cumplimiento de otros objetivos macroeconómicos estratégicos.
Semanas atrás, Kirchner reconoció que "podría haber un acuerdo hasta diciembre como primera instancia con el FMI, pero nos interesa un acuerdo de largo plazo, de cuatro años, para todo el período" del gobierno iniciado el 25 de mayo.
"Argentina solicitará una postergación en el pago de 10.800 millones de dólares en el período setiembre-diciembre, y plazos extendidos para las reformas centrales que exige el organismo", señala el editorial del diario Clarín este domingo.
Koehler desembarca en Buenos Aires con un pan bajo el brazo, después de que el viernes el directorio del FMI aprobara un desembolso de 320 millones de dólares para Argentina tras evaluar en forma positiva la marcha del acuerdo transitorio firmado a principios de año.
El número uno del FMI llegará a Buenos Aires en compañía del director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo, el indio Anoop Singh, y del director de Relaciones Externas del organismo, Thomas Dawson.
Además de entrevistarse con Kirchner y el ministro de Economía, Roberto Lavagna, Koehler visitará a legisladores, se informó en sede parlamentaria.
La Federación de Cámaras y Centros Comerciales de Argentina (Fedecámaras) anunció el domingo que organizará protestas públicas contra la presencia del director gerente del FMI.
Además, solicitó a la Justicia argentina que cite a declarar a Koehler en una causa por supuesta "extorsión" e "intromisión en los asuntos internos de Argentina" por declaraciones de funcionarios del FMI en temas como el tratamiento de leyes y el pedido de aumentos en las tarifas de los servicios públicos.