BERLÍN.- La huelga que desde hace más de tres semanas paralizó al sector metalúrgico en el este de Alemania será levantada por la dirección sindical tras reconocer hoy que fracasó en el intento de imponer una reducción de la jornada laboral.
Es la primera vez en casi cincuenta años, desde 1954, que el poderoso sindicato IG Metall, el más grande del país, debe poner fin a una huelga sin haber logrado sus demandas.
El secretario general del sindicato, Klaus Zwickel, de 63 años, anunció tras reconocer “la amarga derrota” sufrida en el conflicto que abandonará el cargo en los próximos meses.
Con la huelga, limitada a la región oriental del país, el sindicato pretendía reducir la jornada laboral de 38 a 35 horas semanales, que en el oeste del país rige desde hace años.
La decisión de levantar la huelga fue propuesta por Zwickel después de haber fracasado hoy las negociaciones con la patronal del sector, cuya última oferta había sido la reducción de una hora, a 37 horas semanales.
“Hemos luchado por una causa justa, pero perdimos”, dijo Zwickel ante la prensa, al anunciar su intención de dar por terminada la huelga, que afectó a 310.000 trabajadores metalúrgicos y de la industria eléctrica en el este del país, el lunes próximo.
Sindicatos y empresarios habían intentado llegar a un acuerdo en una maratónica sesión de 13 horas, convocada después de que el gobierno del canciller Gerhard Schroeder instara ayer a las partes a llegar a un consenso urgente a fin de restablecer la confianza en la economía alemana.
Por la paralización de las principales empresas productoras durante la huelga, gigantes automotores como Volkswagen y BMW tuvieron que paralizar la producción de automóviles en varias plantas.