TEHERAN.- Los cuerpos de las siamesas iraníes Laleh y Ladan Bijani, que murieron en un hospital de Singapur durante la operación destinada a separarlas a los 29 años, fueron repatriados este jueves a Irán para ser enterrados.
En homenaje a las siamesas, las autoridades anunciaron que sus ataúdes serán depositados junto a los féretros de 300 mártires de la guerra Irán-Irak (1980-88) expuestos en la gran mezquita (Mosala) de Teherán, donde en la tarde se celebrará una ceremonia religiosa.
Los cuerpos de Laleh y Ladan serán conducidos a continuación a su pueblo natal en la región de Firuzabad (centro), donde descansarán en una misma tumba.
Un centenar de personas acudió al aeropuerto Mehrabad de Teherán para recibir a las siamesas, que llegaron en un avión de la compañía Emirates y luego fueron trasladadas a la morgue en ambulancia.
En una breve ceremonia a pie de pista, la policía saludó los dos féretros recubiertos con una tela negra sobre la cual se habían colocado varios ramos de flores.
"Yo era uno de sus amigos, ya no soportaban vivir en este estado y querían ser separadas a pesar de los riesgos", afirmó Nushin Mehran sin poder contener las lágrimas.
La prensa iraní publicó en portada las fotos de las siamesas o de sus féretros. "Regreso de las hijas de Irán a su tierra", titula el diario Kar o karghar.
El diario Tossé afirma por su parte que Irán pedirá el expediente médico de las siamesas al hospital Raffles, aunque el vicepresidente iraní encargado de asuntos jurídicos, Mohamed Alí Abtahi, dijo al rotativo que no era para entablar una acción judicial.
"Estábamos seguros de que la operación no iba a ser un éxito y desde el principio éramos hostiles a este viaje", afirmó por su parte el presidente de la Asistencia Social iraní, Mohamad Reza Rah Shamani, en el aeropuerto.
"Por eso ni el ministerio de Sanidad ni nosotros apoyamos la operación", agregó.
Numerosos iraníes permanecieron pegados a su televisor o a su receptor de radio durante la larga operación que comenzó el domingo y concluyó el martes con el fallecimiento de las pacientes.
La muerte de las siamesas provocó un apasionado debate entre los que respetan la elección de las jóvenes unidas por la cabeza desde su nacimiento y los que consideran que los peligros eran demasiado grandes y que no hay que tratar de intervenir en la naturaleza.
A petición de la familia dtua en 1976 en la que afirmaba que la "operación no era oportuna porque una de las dos niñas iba a ser sacrificada".
Su sucesor, el ayatolá Alí Jamenei, no ha opinado públicamente sobre la operación, mientras que el presidente reformador Mohamad Jatami y varios responsables gubernamentales destacaron "la valentía" de las siamesas.
Jatami llamó a sus compatriotas a "rendir homenaje a los dos gorriones por su espíritu valeroso, su tolerancia ante un destino difícil y su voluntad de querer un futuro más feliz".