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El segundo hombre más rico de China fue condenado por fraude

Yang Bin, de 40 años, detenido en noviembre aparentemente por "impago de impuestos", fue juzgado a mediados de mes pasado por "soborno, apropiación ilegal de terrenos, fraude y falsificación de documento público" y ha sido condenado a 18 años de cárcel.

14 de Julio de 2003 | 12:33 | Agencias
BEIJING.- El magnate chino-holandés, Yang Bin, considerado por la revista "Forbes" como el segundo hombre más rico de China en el año 2001, ha sido condenado hoy a 18 años de cárcel por "fraude".

"El Tribunal ha rechazado todas las pruebas exculpatorias que presentamos y ha considerado a mi cliente culpable de todos lo cargos", confirmó Tian Wenchang, abogado de Yang a la salida del Tribunal Popular de Shengyang (capital de la provincia nororiental de Liaoning).

Yang, de 40 años, detenido en noviembre aparentemente por "impago de impuestos", fue juzgado a mediados de mes pasado por "soborno, apropiación ilegal de terrenos, fraude y falsificación de documento público".

Familiares y allegados al empresario albergaban esperanzas de clemencia por parte de la Justicia china o, en el peor de los casos, su deportación con destino a Holanda, país donde se exilió tras la Matanza de Tiananmen (1989).

Yang es el último de una lista interminable de hombres de negocios caídos en desgracia desde que Jiang Zemin abrió las puertas del Partido Comunista a "empresarios y profesionales liberales" en noviembre pasado.

Entre las víctimas de esta nueva campaña anticorrupción destacan el hombre más rico de Shangai, el contratista inmobiliario Zhou Zhengyi, actualmente bajo arresto domiciliario; y el director de la sucursal del Banco de China en Hong Kong, Liu Jinbao, bajo investigación fiscal.

El Tribunal rechazó uno tras otro los argumentos de Tian, cuya estrategia intentaba poner de relieve la falta de honestidad de los funcionarios sobornados y repartir culpas con los colaboradores de Yang que, según el abogado defensor, actuaron sin su conocimiento.

A pesar del revés, Tian, uno de los abogados criminalistas más prestigiosos del país, anunció que apelara el fallo, siguiendo las directrices marcadas por el propio Yang, que se empeña en proclamar su inocencia de todos los cargos.

"Yang considera que el fallo es injusto y mantiene que es inocente", señaló Yang Fenglin, tía del acusado y gestora provisional de sus negocios.

Además, el tribunal también ha dictaminado que la compañía multinacional hortícola, Shenyang Eurasia -buque insignia del emporio empresarial de Yang-, tendrá que pagar multas por valor de más de un millón de dólares.

Al parecer, Yang recaudó más de 600 millones de dólares libres de impuestos en el mercado bursátil de Hong Kong por medio de la falsificación de documentos financieros y cerca de 100 millones en operaciones fraudulentas entre mediados y finales de los años 90.

El magnate, de 40 años, labró su fortuna con la venta de orquídeas -negocio que aprendió durante su estancia en Holanda en los años 80-, tras lo que decidió recrear su "Pequeña Amsterdam" en el noreste de China, un proyecto inmobiliario que se ha convertido en un absoluto fracaso.

Aunque "Forbes" cifraba su fortuna en 900 millones de dólares, la salida a la luz pública de varios escándalos financieros relacionados con la gestión de sus empresas han colocado a Yang al borde de la bancarrota.

Según la prensa oficial, los fallidos negocios de Yang le han supuesto unas deudas de más de 130 millones de dólares, en su mayoría en forma de préstamos bancarios.

Diplomáticos occidentales vinculan también la caída en desgracia del empresario con la decisión de Pyongyang de colocarle al frente de su primer experimento capitalista, la zona económica especial de Sinuiju, sin consultar previamente con China.

Mientras diplomáticos holandeses han acompañado y asesorado a Yang desde su arresto, la embajada norcoreana ha informado que Yang dejó de ser hace semanas director ejecutivo de Sinuiju, por lo que no se plantean interceder en el proceso judicial.

El escritor chino, Guan Shan, biógrafo personal de Yang, también hizo acto de presencia durante el proceso judicial, que ha atraído la atención de un gran número de medios de comunicación extranjeros, por sus implicaciones internacionales.

"Yang no es un ladrón. Es un hombre emprendedor, que perdió a sus padres a una temprana edad, emigró a Polonia y a Holanda, y triunfó en el mundo de los negocios antes de cumplir los 40", manifestó Guan en defensa del empresario.
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