ARAUCA, COLOMBIA.- Por aire, tierra y agua, miles de efectivos de las Fuerzas Militares vigilan esta conflictiva ciudad del noreste de Colombia, adonde llegará hoy el Presidente Álvaro Uribe para gobernar durante tres días y demostrar su pleno control del país.
Soldados y policías con fusiles de asalto, cascos y chalecos antibalas recorren las calles de la ciudad de 70.000 habitantes, capital del departamento del mismo nombre y fronterizo con Venezuela, para prevenir ataques de la guerrilla izquierdista que puedan alterar la visita del mandatario.
Mientras aviones y helicópteros sobrevuelan la ciudad, efectivos de la infantería de marina recorren en lanchas blindadas y artilladas el Río Arauca, que la bordea.
Es la primera vez que un Presidente traslada su despacho a una de las zonas más afectadas por problemas de inseguridad y de violencia debido el conflicto interno de casi cuatro décadas, que dejó 40.000 muertos en los últimos dos lustros.
"Es una demostración de que el Presidente ejerce el control en todo el país y puede gobernar desde donde lo estime conveniente pese a las dificultades", dijo un funcionario gubernamental.
Arauca, una próspera zona petrolera, ganadera y agrícola, donde la riqueza en recursos contrasta con la pobreza de sus habitantes, es una de las más violentas del país.
"Se han extremado medidas que tienen que ver con la seguridad en los diferentes sectores, para proteger a la ciudadanía y por supuesto al señor presidente", dijo el comandante del ejército, general Carlos Alberto Ospina.
El mandatario usará vehículos blindados para sus desplazamientos, ubicará su despacho en la sede de la décimo octava brigada militar y durante su permanencia, hasta el jueves, asistirá a varios actos de gobierno.
Uribe, de 51 años, quien ha prometido derrotar militarmente a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es aliado clave de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, y también uno de los mandatarios más custodiados del hemisferio.
La guerrilla lanzó un ataque con morteros en agosto del 2002, durante su toma de posesión, en una acción que dejó 21 personas muertas y más de 60 heridas.
Los vehículos y personas que se desplazan por Arauca son sometidos a requisas por parte de patrullas de las Fuerzas Militares, que con computadores portátiles en la mano, verifican si tienen antecedentes criminales.
"La llegada del Presidente a Arauca es muy buena, porque eso era lo que hacía falta, que llegará aquí a acompañarnos, aunque sea unos días. He visto muy bien los dispositivos de seguridad porque esto estaba muy inseguro, hoy está muy calmado y tranquilo", dijo Pedro Luna, un taxista de 55 años.
No obstante, otras personas dijeron temer que la situación se altere cuando se vaya Uribe y se reduzcan los operativos de seguridad.
Tres municipios del departamento de Arauca, incluida la capital, fueron declaradas en septiembre como zona de guerra por Uribe, que entregó facultades excepcionales a las Fuerzas Militares para realizar detenciones, allanamientos e interceptar comunicaciones sin orden judicial.
Pero un alto tribunal declaró ilegal esas atribuciones, lo que significó un tropiezo a la denominada Política de Seguridad Democrática de Uribe, que busca duplicar el número de soldados y de policías, aumentar el gasto militar y vincular a los civiles como informantes de las fuerzas de seguridad.
Pese a que en esta región se concentra un importante número de efectivos de las Fuerzas Militares y de policía, más de 7.000, la violencia no ha cedido, mientras que, de acuerdo con la Procuraduría General, aumentaron las denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Los habitantes de Arauca aprovecharán la visita presidencial para pedir mayor inversión para la construcción y mejoramientos de escuelas, hospitales, casas para los pobres, y obras de infraestructura como carreteras y acueductos.