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Rusia advierte de la gravedad de una escalada de tensión en Corea

El ministro de Energía Atómica de Rusia, Alexandr Rumiántsev, enfatizó hoy que sólo el hecho de que Norcorea intente fabricar cabezas nucleares es suficientemente grave.

16 de Julio de 2003 | 12:00 | EFE
MOSCÚ.- El ministro de Energía Atómica de Rusia, Alexandr Rumiántsev, manifestó hoy la preocupación de su país por la intención de Corea del Norte de fabricar armas nucleares y dijo que Pyongyang está infringiendo todos sus compromisos internacionales.

Aunque Rumiántsev manifestó las dudas del Kremlin de que Corea del Norte tenga suficiente uranio para producir cabezas nucleares, subrayó que sólo el hecho de que intente fabricarlas es suficientemente grave.

"Tal posibilidad debería ser tomada en serio", señaló el ministro en una rueda de prensa celebrada en Moscú.

El responsable de la energía nuclear rusa se refería a las últimas afirmaciones de Corea del Norte, según las cuales Pyongyang habría conseguido ya producir el suficiente plutonio para fabricar seis bombas atómicas.

Según Washington, Corea del Norte reconoció tal extremo la pasada semana, tres meses después de que el régimen comunista indicara que había empezado a procesar 8.000 barras de uranio enriquecido a fin de obtener el plutonio indispensable para armar una bomba atómica.

Estas declaraciones fueron seguidas por el temor manifestado ayer por William Perry, ex secretario de Defensa norteamericano, al diario "Washington Post" de que EE.UU. y Corea del Norte podrían enfrentarse en una guerra de consecuencias inimaginables antes de fin de año.

Perry también señaló la posibilidad de que Pyongyang venda alguna de esas presuntas armas atómicas a algún grupo terrorista que podría emplearla contra Estados Unidos.

La crisis desatada en la península coreana tras el anuncio por Pyongyang de que reanudaba un programa nuclear congelado en 1994 se ha agravado con las posturas opuestas de Corea del Norte y EE.UU. a la hora de abordar el formato de unas posibles negociaciones.

Washington es partidario de reducir la importancia del problema con un amplio formato de conversaciones multipartito, en el que participen chinos, surcoreanos, japoneses y tal vez los rusos.

Mientras, Pyongyang exige un dialogo bilateral en el que sólo Pekín podría asistir como intermediario externo a la negociación y la firma de un pacto de no agresión que coloque al Norte a la misma altura de EE.UU. ante los ojos del mundo, algo que no acepta la Casa Blanca.

"El problema nuclear es sólo un producto de la política hostil de EE.UU. y ha de ser resuelto con un diálogo directo y franco", señaló ayer el diario oficial norcoreano "Rodong Shinmun".

El rotativo, que refleja la posición del régimen de Kin Jong-il, advirtió que sólo a través del desarrollo de armas nucleares, Corea del Norte tiene la posibilidad de contener la presión de Washington.

El diario rechazó la posibilidad de negociaciones multipartitas, que "sólo contribuirían a prolongar las negociaciones, a través de acusaciones a Corea del Norte de que no tiene voluntad de aceptar un compromiso".

Incluso Rusia, aliado tradicional como China de Corea del Norte, ha sido rechazado por Pyongyang como eventual mediador, algo que no parecen perdonar en Moscú, donde la llegada del presidente, Vladímir Putin, al poder hizo que el Kremlin recuperara el interés por los asuntos coreanos.

Por eso, Rusia está insistiendo en la necesidad de que Corea del Norte se atenga a todos sus compromisos internacionales en la esfera nuclear, empezando por el acatamiento del acuerdo marco de 1994 firmado con EE.UU. que suspendía las investigaciones atómicas con objetivos militares.

Según dijo hoy Rumiántsev, los esfuerzos de Pyongyang para fabricar cabezas nucleares "contradicen las regulaciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica y todas sus obligaciones internacionales".

No obstante, el ministro ruso pidió a EE.UU. que asuma la parte de responsabilidad que tiene, tras suspender el programa de asistencia energética a Corea del Norte, una de las causas de la enervación de la tensión en la Península.

El acuerdo marco de 1994 comprendía la creación de un consorcio internacional, la Organización de Desarrollo Energético de la Península coreana (KEDO), encargada de un programa valorado en 4.000 millones de dólares para la construcción de dos reactores nucleares de agua ligera (de uso pacífico) en Corea del Norte.

Este acuerdo quedó suspendido tras las acusaciones de Washington de que Corea del Norte pretendía recuperar su programa nuclear militar.
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