PARÍS.- Más de 9.000 hectáreas de bosque y matorrales han sido devastadas desde ayer en una zona turística del departamento de Var (sureste de Francia), y los bomberos no bajan la guardia debido al anunciado cambio de viento para la tarde.
El amplio dispositivo terrestre y aéreo -más de 1.300 bomberos y diez aviones cisterna o de vigilancia-, sigue movilizado, explicaron las autoridades.
En unas horas, el fuego ha recorrido 25 kilómetros, desde la localidad de Vidauban hasta el mar, cuando en 1990, en el peor incendio forestal que se recordaba hasta ayer, las llamadas habían tardado tres días en cubrir esa distancia, explicó un bombero.
Más de 6.000 personas tuvieron que ser evacuadas durante la noche, informó el prefecto de Var, Pierre-Etienne Bish, y precisó que hubo que movilizar más de 2.000 camas y mantas.
Entrevistado por la cadena France 2 a primera hora de la tarde, el prefecto señaló que el incendio no está todavía controlado y que los aviones cisterna han reanudado el trabajo para "anticipar la evolución de los vientos" y evitar así "malas sorpresas".
Los bomberos apuntan a la canícula y consiguiente sequía como el principal factor de la rápida propagación de las llamas, azuzadas en un momento de la noche por fuertes vientos.
La Fiscalía ha abierto una investigación sobre el origen del incendio, pero de momento no hay pistas que permitan privilegiar la tesis delictiva o accidental.
Mientras, en el sur de las Landas (suroeste), unas 350 hectáreas de pinos han sido pasto de las llamas, después de que se reanudara el incendio que se creía controlado ayer. Unos 60 bomberos están in situ.