BAGDAD.- Qusay Hussein, el hijo menor de Saddam Hussein, que ejercía amplios poderes sobre el implacable servicio de seguridad, era uno de los hombres más temidos de Irak.
Qusay es el número dos en la lista elaborada por las fuerzas de ocupación de los 55 personeros más buscados del régimen de Saddam, después de su padre. También figura en la lista de miembros del régimen que Washington quiere procesar por crímenes de guerra.
Callado, apuesto y tan brutal como el mismo Saddam, Qusay encabezaba los servicios de inteligencia y seguridad, la fuerza de seguridad personal de su padre y la Guardia Republicana, una fuerza de elite de 80.000 efectivos responsable de la defensa de Bagdad.
Permanecía lejos de la luz pública y llevaba una vida privada bastante más discreta que su hermano mayor Uday, un coleccionista de autos de lujo que además tenía la costumbre de mandar a sus guardias a secuestrar a jóvenes en la calle para violarlas. Los iraquíes lo llamaban "la víbora" por su carácter sanguinario y a la vez callado.
Qusay gozaba de mucha mayor confianza de su padre que su hermano y aparecía como su heredero. En reuniones televisadas de los altos mandos militares y de seguridad, Qusai aparecía junto a su padre, siempre de traje impecable y escuchándolo con suma atención.
Un exiliado dijo a The Associated Press que sólo Qusay y el secretario privado de Saddam, Abid Hamid Mahmud al-Tikriti, conocían en todo momento el paradero del líder. Se pensaba que Odai era demasiado temerario como para confiarle esa información.
Los especialistas creen que Qusay no cumplió un papel importante en la Guerra del Golfo Pérsico de 1991. Pero sí lo hizo en el terror que se desató después, ordenando ejecuciones en masa y torturas para aplastar la sublevación chiíta.
Qusay ayudó a preparar la destrucción de las ciénagas del sur, una acción dirigida contra las poblaciones chiítas de la región.
Las ciénagas, unos 8.300 kilómetros cuadrados, habían sido el medio de vida de sus habitantes durante por lo menos un milenio. La zona fue destruida mediante un proyecto de desvío de las aguas para impedir que los insurgentes se ocultaran en el lugar.
Qusay fue el supervisor de los centros de detención. Se cree que es el autor de la política de "limpieza penitenciaria", las matanzas arbitrarias para reducir la superpoblación carcelaria.
Varios testigos han hablado de la presencia de Qusay en sesiones de tortura y mutilación en las cárceles.
Fue designado jefe de la rama militar del Partido Baath en el 2000, lo cual significaba que prácticamente todos los movimientos del ejército eran supervisados por él. Poco antes del comienzo de la guerra este año, fue puesto a cargo de la defensa de la capital.
Qusay se casó con la hija de un destacado comandante militar. La pareja, que luego se separó, tuvo dos hijas.