WASHINGTON.- Cuatro soldados estadounidenses fueron acusados por los mandos militares de su país de cometer malos tratos contra prisioneros de guerra iraquíes durante la reciente invasión de Irak, informó hoy el Comando Central de EE.UU.
El teniente Nick Balice, portavoz del Comando, informó de que los acusados son sospechosos de haber golpeado a un número indeterminado de prisioneros, algunos de los cuales sufrieron fracturas de huesos, en el campo de detenidos de Bucca a mediados del pasado mes de mayo.
El campo de Bucca, construido por tropas británicas en las proximidades de la localidad de Um Qasar (cerca de la frontera con Kuwait) y dirigido por militares estadounidenses, llegó a albergar a 7.000 prisioneros de guerra iraquíes durante el conflicto.
"Hay una investigación en marcha sobre el supuesto maltrato de algunos prisioneros por parte de varios soldados", dijo Balice al informar sobre el primer caso de soldados estadounidenses que afrontan cargos formales acusados de haber cometido abusos.
Los acusados no están detenidos, pero fueron trasladados a una base militar en Kuwait, separados y retirados del servicio activo, a la espera de que concluya el proceso investigador para determinar lo ocurrido.
Uno de ellos, el sargento Scott McKenzie, reconoció en un correo electrónico enviado a su familia que varios presos fueron golpeados, pero que "fue en respuesta a que atacaron a nuestras fuerzas y hubo que emplear la fuerza para recuperar el control".
Los soldados comparecerán en una audiencia para prestar declaración y escuchar las acusaciones de los fiscales militares antes de que se decida si son sometidos a un consejo de guerra.
Amnistía Internacional (AI) denunció el mes pasado en un informe que las tropas estadounidenses en Irak violaron las leyes internacionales al someter a los prisioneros de guerra iraquíes a unas condiciones de vida "crueles, inhumanas y degradantes".
La organización humanitaria aseguró tener pruebas de que los prisioneros permanecían innecesariamente esposados durante largos periodos de tiempo y eran sometidos a sesiones de tortura psicológica, con música a todo volumen y luz constantes para desorientarles temporalmente.
Las fuerzas militares de EE.UU. también investigan la muerte de un iraquí que estaba preso en un campo cerca de la localidad de Nasiriya para determinar si fue víctima de malos tratos.