BUENOS AIRES.- La Dirección Nacional de Migraciones argentina encontró, entre sus archivos, las fichas que certifican el ingreso de 30 nazis europeos que se refugiaron en el país después de la Segunda Guerra Mundial.
La investigación fue ordenada el 25 de junio por el ministro del Interior, Aníbal Fernández, a demanda del Centro Simón Weisenthal, un organismo judío internacional de defensa de los derechos humanos, que hasta ahora había encontrado en los gobiernos anteriores una rotunda negativa para indagar.
Entre los miles de expedientes que conserva Migraciones se pudo constatar el ingreso al país de Joseph Mengele, quien cobró notoriedad por sus crueles experimentos médicos con prisioneros judíos en el campo de concentración de Auschwitz.
Los registros de Migraciones, que dirige Jorge Rampoldi -denunciado por haber mantenido vinculaciones con la organización paraestatal Triple A- probarían que Mengele ingresó a la Argentina bajo el nombre de Gregor Helmut.
Con esa falsa identidad y con la supuesta profesión de “mecánico”, Mengele arribó al país el 20 de junio de 1949, en un barco de clase única.
En la investigación también se descubrió un expediente con detalles acerca del ingreso de 7250 croatas, entre los que se encontraban 15 criminales de guerra que ingresaron como “labriegos”.
Ivan Celan, Josip Berkovic, Ivan Bukovac, Daniel Crljen, Ivo Heinrich, Constantino Chindina, Merkan Eterovic, Karlo Ivan Leo Korsky, Eugen Kvaternik, Radovan Latkovic, Ante Eletz, Fragno Nevistic, Vinko Nikolic, Juan Percevic y Friedrich Joseph Rauch conforman la lista de los “croatas”.
Sin embargo, Friedrich Rauch era alemán y coronel de las SS encargado, por orden directa de Adolfo Hitler, de sacar el oro del Banco Central de Berlín y enterrarlo en las montañas de Bavaria.
Ivo Heinrich era judío y asesor financiero de Ante Pavelic, líder del partido separatista croata Ustasha, y fue acusado por los mismos croatas de haber intervenido en la venta del oro del Banco Central Croata que “desapareció” tras la Segunda Guerra.
Eugen Kvaternik tampoco era un “labriego”, sino un criminal tan violento que su jefe de la SS alemana, Heinrich Himmler, lo quitó de la jefatura de Orden y Seguridad cuando propuso asesinar a dos millones de serbios.
A pesar de los descubrimientos y aunque valora la medida del gobierno de Néstor Kirchner, Shimón Samuels, director del Weisenthal, aclaró que no se ilusiona con lo que se pueda averiguar pues cree que gran parte de los expedientes fueron “extraviados o depurados” por los gobiernos que siguieron al de Juan Domingo Perón.
Durante las dos primeras presidencias del general fallecido (1946-1955), en la Argentina existió una compleja organización apoyada por Perón que se encargó de refugiar a colaboradores del régimen de Hitler, según una investigación publicada en el libro “La auténtica Odessa” del periodista Uka Goñi.
“Tengo confianza en que, por lo menos, no nos pase lo que pasó en 1992 cuando (el ex presidente) Carlos Menem (1998-1999) hizo una serie de promesas al Centro que nunca fueron cumplidas”, destacó Samuels un día antes de regresar a París al diario La Nación.
