VLADIKAVKAZ.- El sur de Rusia se vistió de luto hoy para honrar a las víctimas de un atentado suicida que mató a 50 personas en un hospital militar.
Funcionarios del gobierno declararon como monumento, en memoria de los fallecidos, una piedra situada en el hospital, que fue destruido el viernes cuando una persona embistió las puertas del edificio con un camión cargado de explosivos.
"Quienes piensen que nos pondrán de rodillas con estas atrocidades están muy equivocados", advirtió el general Vladimir Boldyrev durante una ceremonia.
El general, jefe del distrito militar del Caúcaso Norte, dijo: "Nos vengaremos, mataremos a los bandidos hasta que los exterminemos a todos".
Las autoridades sospechan que el caudillo checheno Shamil Basayev estuvo detrás del ataque del viernes en Mozdok, dijo hoy un portavoz del departamento de Justicia del Caúcaso Norte. Mozdok es uno de los puntos de ebullición en la guerra chechena.
Los funerales por la víctimas del viernes comenzaron a realizarse el domingo y continuaban este lunes.
El gabinete ruso anunció paquetes de ayuda a los que resultaron heridos y a las familias que perdieron a sus seres queridos.
Sesenta y cuatro personas continúan hospitalizadas, de las cuales varias están graves, dijeron funcionarios en el día de ayer.
En la capital regional de Ossetia, Vladikavkaz, las banderas ondearon a media asta en todos los edificios gubernamentales. Los trabajadores y unidades militares iniciaron su jornada con un minuto de silencio.
A raíz del atentado, las autoridades incrementaron la seguridad por toda la región, en especial alrededor de hospitales y edificios públicos.
Nikolai Patrushev, director del Servicio de Seguridad Federal, dijo hoy, durante una visita a la zona, que habían obtenido información previa al ataque, pero ningún dato en específico.
El presidente ruso Vladimir Putin criticó la noche de ayer duramente a las autoridades, a las que acusó de negligencia.
El ataque del viernes es el más reciente de una campaña de atentados suicidas y de otros tipos en la zona chechena, en los que han muerto 150 personas desde mayo.
A pesar de que el gobierno ruso asegura que el conflicto ha menguado, los atentados chechenos parecen indicar lo contrario.
En 1996, las fuerzas militares rusas se retiraron de Chechenia tras dos años de guerra y los separatistas chechenos quedaron a cargo de región.
Sin embargo, el ejército ruso retomó la zona tras una serie de ataques contra edificios que dejaron unos 300 muertos, y tras varias incursiones a territorio ruso por parte los chechenos.
El Kremlin no está dispuesto a negociar con los rebeldes chechenos y ha tomado medidas unilaterales con el fin de llevar la paz a Chechenia, incluyendo unas elecciones regionales para el 5 de octubre.