MÉXICO DF.- El popular alcalde de la conflictiva capital mexicana, Andrés Manuel López Obrador, se alza como favorito para suceder al conservador Vicente Fox en la presidencia de México en diciembre del 2006, reveló este lunes un sondeo.
Cuando todavía no se cumple ni la mitad del mandato de Fox, una encuesta del diario "Milenio" otorgó al izquierdista López Obrador un 59 por ciento de las preferencias para ocupar el sillón presidencial.
López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y originario del estado de Tabasco, también obtuvo una aprobación de 81 por ciento por su gestión al mando de la Ciudad de México, que asumió por 6 años en diciembre del 2000, según una encuesta del diario "Reforma".
El gobernante capitalino ha enfocado su gestión al combate a la pobreza, la corrupción y la delincuencia -para lo que solicitó ayuda al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani-, aun cuando en las encuestas la población percibe que los elevados niveles de inseguridad siguen intactos.
El sondeo de Milenio otorgó el segundo lugar en las preferencias de intención de voto a la esposa de Fox, Marta Sahagún, con un 39 por ciento de los consultados en la encuesta, realizada entre el 1 y 2 de agosto, y con un margen de error de 4,1 puntos porcentuales.
En tercer lugar se ubicó el secretario de Gobernación (Interior), Santiago Creel, uno de los operadores políticos del gobierno y correligionario de Fox en el Partido de Acción Nacional (PAN).
Fox triunfó en las elecciones de julio del 2000, poniendo fin a 71 años de gobiernos ininterrumpidos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero la popularidad con la que inició su mandato se ha ido desinflando.
El Presidente ha sido criticado por no haber cumplido ambiciosas promesas de campaña, como crear un millón de empleos por año, pero ha achacado ese fracaso a la resistencia del Congreso a aprobar reformas, como la de los sectores laboral y de energía eléctrica.
A inicios de julio, el PAN de Fox sufrió un duro revés en la elecciones para renovar la estratégica Cámara de Diputados, donde la oposición incrementó su presencia en lo que fue considerado por observadores como un voto de castigo a la gestión del gobierno federal.