BAGDAD.- La mayoría de los iraquíes manifiestan una gran desconfianza en los políticos que forman el Consejo de Gobierno, y prefieren que sean líderes independientes quienes dirijan el país, según un estudio difundido hoy en Bagdad.
Además, consideran que la resistencia armada y su movimiento tienen vínculos con el antiguo régimen, y que se podrá restaurar la seguridad en el país cuando se mejore la situación económica.
Éstas son las principales conclusiones de la segunda encuesta realizada por el Centro de investigaciones y estudios estratégicos de Irak, organización independiente fundada tras la caída del régimen de Saddam Hussein, el 9 de abril.
Los resultados no difieren demasiado de la consulta anterior, hecha antes de la formación, en julio pasado, del Consejo de Gobierno para dirigir Irak durante el periodo de transición. Sin embargo, se constata un importante incremento del rechazo de la población iraquí a los actuales líderes y partidos políticos.
El 10 por ciento de los encuestados expresaron que quieren que el próximo Presidente o Primer Ministro sea miembro de uno de los actuales partidos políticos.
El 90 por ciento restante prefiere que sea elegido para el cargo un político independiente, asegura la encuesta, hecha sobre 2.700 personas elegidas por criterio de edad, profesión, religión y estado social de todo Irak.
La encuesta también interroga a los iraquíes sobre la clase de sistema político que prefieren. El 80,3 por ciento se inclina por la república, mientras que el resto apoya la monarquía.
Asimismo, el 42,2 por ciento de los encuestados se decanta por un sistema en el que el Presidente comparte la autoridad con el Primer Ministro; el 23,3 por ciento desea un Presidente electo con plenos poderes, mientras que el 13,7 quiere que sea una figura simbólica, y que la responsabilidad de dirigir el país recaiga sobre el Primer Ministro.
En cuanto a las razones para la aparición de un movimiento de resistencia, los iraquíes se dividen en cuatro opciones. El 32 por ciento creen que está relacionado con el antiguo régimen, mientras el 24 por ciento opina que es un resultado de la provocación de las tropas norteamericanas.
También el 24 por ciento dice que el objetivo de la resistencia es expulsar a las tropas ocupantes de Irak, y el 10 por ciento la atribuye a "razones personales".
En cuanto a la seguridad, el 39 por ciento cree que se conseguirá cuando la Policía iraquí tenga más responsabilidad, y el 38 por ciento opina que será restaurada cuando se mejoren las condiciones económicas.
Los iraquíes no creen, sin embargo, que la ONU o la Liga Árabe puedan ayudar a conseguir la seguridad en el país, y sólo un 5,5 por ciento quiere que tropas internacionales sean desplegadas en Irak.
Respecto a la nueva Constitución, sólo el 15 por ciento de los encuestados quiere que sea elaborada por un consejo nombrado por los partido políticos, y la mayoría de ellos, un 67,8 por ciento, quieren que los artículos de la Constitución sean votados uno por uno antes de ser aprobada toda la Carta Magna.
En tanto, el 72,2 por ciento de los encuestados quieren que Irak siga siendo miembro de la Liga Árabe, y el resto desea que el país se retire de esta organización.
Por último, el 25,6 de los encuestados elige a Estados Unidos como principal socio económico de Irak; el 21,5 prefiere a la Unión Europea y sólo el 7 por ciento a los países árabes.