BASORA.- Dos ciudadanos iraquíes y un guardia de seguridad nepalí murieron hoy durante los incidentes que se produjeron en la segunda jornada de violencia vivida en la ciudad meridional iraquí de Basora.
Las tropas británicas acantonadas en Basora -la segunda ciudad de Irak y de amplia mayoría de población musulmana chií- abrieron fuego para disolver a las multitudes que atacaban los vehículos militares y montaban barricadas incendiarias en las calles en protesta por el aumento del precio de los carburantes y la falta de suministro eléctrico.
Las fuerzas británicas patrullan por Basora en carros de combate y vehículos blindados, mientras la población se muestra tensa, máxime cuando no se restablece el suministro eléctrico y las temperaturas rondan los 50 grados centígrados.
El guardia de seguridad, un antiguo "gurka" del Ejército británico que como muchos de sus ex compañeros trabajaba para una empresa de seguridad privada al servicio de la Administración Provisional de Irak, murió de un disparo hecho por un desconocido.
Por su parte, un ciudadano iraquí fue herido de muerte por los disparos de uno o varios desconocidos de los muchos que en los últimos días se mueven por Basora con casi total impunidad.
Asimismo, otro ciudadano iraquí falleció al caer cuando intentaba subir a un camión, según fuentes de las tropas checas que colaboran en Basora con las fuerzas británicas.
Desde hace tres días, la escasez de combustible ha trasladado al sur de Irak escenas habituales en otras zonas tras la caída de Bagdad, como las largas colas de coches que esperan, durante horas y bajo temperaturas cercanas a los 50 grados, para repostar.
La carencia ha provocado un alza en el precio de los carburantes y el auge del "mercado negro", incluso en la capital, donde vuelve a ser caro y complicado el abastecimiento.
El Ejército británico culpa de la escasez a los contrabandistas, por lo que se ha decidido ampliar las patrullas y apostar soldados en las gasolineras.