LISBOA.- Por cuarto día consecutivo, las llamas consumían el macizo boscoso de Serra de Monchique, en el extremo sur de Portugal, sin que los bomberos consiguieran contener el incendio.
El fuego sigue avanzando en dos frentes muy extensos, declaró el comandante Antonio Gualdino, del Centro Nacional de Coordinación de los Socorros, citado por la agencia Lusa. "Actualmente tenemos dos frentes de llamas, lo que no quiere decir que no haya otros", agregó.
Tres helicópteros alemanes bombarderos de agua se unieron a tres aparatos pesados de este tipo y a otros dos livianos que ya trabajaban en el sector.
Los constantes cambios en la dirección del viento complicaban notablemente la tarea de los bomberos.
Se esperaban nuevos refuerzos del ejército para los 345 bomberos y 90 soldados ya desplegados.
El fuego, que el lunes en la noche se había acercado peligrosamente al pueblo de Aljezur, no hacía peligrar por el momento ninguna vivienda, según el Centro de Socorros. Los habitantes de otro poblado -Marmalete- que fueron evacuados el domingo pudieron volver a sus hogares. No obstante, otra aldea tuvo que ser evacuada este martes.
Más al norte, sobre todo en el parque natural de la Serra da Stela, que arde desde hace una semana, tres incendios en zonas de difícil acceso aún no podían ser controlados este martes en la mañana.
En el otro extremo del país, otros focos de menor importancia todavía no eran controlados en las regiones de Porto (norte) y Vila Real (noreste).
Desde fines de julio, los gigantescos incendios han provocado ya 15 muertos y destruido casi 200.000 hectáreas, con pérdidas estimadas en unos mil millones de euros.
Según el ministro de Seguridad Social Antonio Bagao Felix, 85 familias perdieron total o parcialmente sus viviendas, mientras que 240 personas se quedaron sin trabajo.
