BUENOS AIRES.- La Cámara de Diputados de Argentina declaró hoy "insanablemente nulas" las leyes de dictadas en los 80 que consagraron la impunidad para cientos de ex represores de la última dictadura militar (1976-1983).
Los legisladores aprobaron, además, la "imprescriptibilidad de los crímenes de Lesa Humanidad", con lo que avanzaron decididamente hacia la reapertura de unas 2.000 causas judiciales paralizadas desde hace tres lustros por crímenes aberrantes, torturas y desaparición de enemigos políticos del régimen de facto.
Las leyes fueron declaradas nulas por una amplía mayoría conformada por el Partido Justicalista (oficialista), fuerzas de centro izquierda y de la Izquierda Unida, más algunos algunos legisladores de la Unión Cívica Radical (UCR), principal fuerza opositora en Diputados.
En cambio, se abstuvieron de votar los seguidores de los ex presidentes Raúl Alfonsín (1983-1989, en su gobierno se dictaron las leyes de impunidad) y Fernando De la Rua (1999-2001), ambos de la UCR, y el minoritario grupo de legisladores que responden al ex mandatario Carlos Menem (1989-1999).
Los pocos votos en contra procedieron de las minoritarias fuerzas de derecha y de los partidos provinciales.
El proyecto que recibió hoy media sanción consta de sólo un artículo, que declara "insanablemente nulas" las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, denominadas eufemísticamente "leyes del perdón".
El Congreso Nacional también aprobó que los Crímenes de Guerra y de Lesa humanidad "no podrán ser beneficiados con la prescripción, indulto, amnistía o cualquier otra forma de renuncia al ejercicio de la acción penal".
Ambas medidas deberá ser aún votadas por los senadores, donde encontrará fuerte resistencia de legisladores de la UCR y fieles a Menem, admitieron fuentes parlamentarias.
El proyecto consensuado fue presentado por Patricia Walsh de Izquierda Unida, y otras fuerzas de centroizquierda e izquierda, y contó con el aval de José María Diaz Bancalari, titular del mayoritario bloque peronista.
Mientras los legisladores debatían en el recinto, miles de manifestantes se concentraban frente al Congreso, convocados por los partidos de izquierda, organizaciones de estudiantes y organismos defensores de los derechos humanos, entre ellos las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo.
Grupos de desocupados (llamados "piqueteros") se sumaron al reclamo de nulidad de las leyes de impunidad.
Uno de los discursos más aplaudidos fue el de la ex candidata presidencial Elisa Carrió, quien opinó que la nulidad que dictó la Cámara baja "es una situación no usual, pero tampoco fue usual el nazismo, los tribunales de Nuremberg o la desaparición forzada de personas".
José Manuel Urtebey, en nombre del bloque peronista, defendió la facultad del Congreso para anular "sus propias leyes" y atacó con dureza al constitucionalista y ex ministro de Justicia Jorge Vanossi, quien en los 80, como diputado de la UCR, defendió las leyes de impunidad y ahora se opuso a declararlas nulas.
Pero ningún discurso irritó tanto a los legisladores como la intervención de Ricardo Bussi, hijo del ex represor Antonio Bussi, cuya extradición reclama el juez español Baltasar Garzón.
El diputado Bussi sostuvo que votar estas leyes "no le devolverá los hijos y los nietos" a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
El peronismo se proponía demorar por una semana más el debate parlamentario e incluso buscaba la forma de anular las leyes a través de la fórmula indirecta de la adhesión a los tratados internacionales sobre los crímenes de Lesa Humanidad.
Sin embargo, los legisladores oficialistas se vieron compelidos a fijar una posición más clara en favor de la nulidad luego de que el presidente Néstor Kirchner ordenara el lunes a la Cancillería que adhiera a los tratados internacionales sobre imprescriptibilidad de las causas por crímenes de lesa humanidad.
La Cámara de Diputados, en ese orden de ideas, dio rango constitucional a la Convención de la ONU que declara "imprescriptibles" los Crímenes de Guerra y los de Lesa Humanidad".
La aprobación fue casi unánime: sobre 177 diputados, sólo se abstuvieron dos, uno de ellos Antonio Ubaodo Rattin, ex capitán de Boca Juniors y de la selección nacional de futbol en la década del 60.
