PARÍS.- El director general francés de la salud, Lucien Abenhaim, se convirtió hoy en la primera víctima política de la ola de calor luego que renunciara a su cargo.
"Tengo el honor de presentar mi dimisión del puesto de director general de la salud que ocupo desde el 26 de agosto de 1999", escribió Abenhaim en su carta de dimisión, divulgada por la prensa.
Este profesor, que permanecerá en su puesto hasta que sea nombrado un sustituto, explicó su gesto por "las polémicas actuales sobre la gestión de la epidemia asociada a la canícula" y en su deseo de poder explicarse "serenamente".
En una entrevista a la emisora "RTL", el ministro de Sanidad, Jean-Francois Mattei, acusó hoy a los servicios de alerta sanitaria de la Dirección General de la Salud y del Instituto de vigilancia sanitaria, dependiente del anterior, de no haber funcionado correctamente.
Tras reconocer finalmente que es "probable" que la ola de calor que azotó a Francia en la primera quincena de este mes haya causado 5.000 muertos, Mattei precisó que él se dio cuenta de la "gravedad de la situación" el lunes pasado, nueve días después del comienzo de la canícula.
Aquel día remarcó una "especie de contradicción" entre la información que le transmitió la Dirección General de la Salud, según la cual, todo estaba bajo control, y la que le llegaba de los servicios de urgencia hospitalarios, que hablaban de hecatombe.
Tanto el ministro de Sanidad como el portavoz del Gobierno conservador, Jean-Francois Copé, rechazaron hoy las acusaciones contra el Gobierno conservador por su "inercia y la pasividad" frente a la canícula, como asegura la oposición de izquierdas.
En una entrevista a la emisora "Europe 1", Copé subrayó que el Ejecutivo adoptó todas las medidas necesarias para luchar contra los efectos mortales del calor, en especial en los ancianos, desde que fue alertado.
El director del Instituto de vigilancia sanitaria, Gilles Brucker, reconoció "una parte de responsabilidad" en el retraso de sus servicios en dar la alerta, en una entrevista al vespertino "Le Monde".
Brucker puntualizó que, "por muy sorprendente que pueda parecer", sus servicios tampoco recibieron ningún aviso de la asistencia pública, de los hospitales ni de los bomberos hasta el día 6 pasado.
Anunció, por otra parte, que va a poner en marcha en las próximas semanas un sistema en las grandes ciudades -París, Marsella, Lyon, Burdeos y Lille- que permita manejar información en tiempo real sobre las causas de la mortalidad en los servicios de urgencias, de manera que se puedan detectar los fenómenos anormales desde el primer momento.