ASUNCION.- El presidente de Paraguay, Nicanor Duarte, designó hoy, su primer día efectivo de gobierno, al general Key Kanazawa, un descendiente de japoneses, como nuevo comandante de las Fuerzas Militares.
Kanazawa sustituyó al general Expedito Garrigoza, quien quedó a disposición del flamante comandante en Jefe, el presidente que asumió el poder el pasado viernes.
El jefe militar, resistido por un importante sector castrense, hizo desfilar al cuerpo de cadetes de la Academia Militar ante el nuevo comandante civil del país.
Por una orden general (decreto) del comandante en Jefe, Duarte también dispuso la renovación de los comandantes de las tres armas.
Nombró al general Luis Bareiro como comandante del Ejército, al vicealmirante César Báez como comandante de la Armada y al general Roberto Vera como comandante de la Fuerza Aérea.
En su mensaje a los militares, que le rindieron honores, el presidente pidió que termine la identificación "tan nefasta" de sus miembros con grupos de poder y con la corrupción.
Su nuevo ministro de Defensa, Carlos Romero, anunció en rueda de prensa que "habrá una reestructuración general en las Fuerzas Armadas".
"Vamos a modernizar el Ejército. Se suprimirá el servicio de inteligencia que es un organismo inútil", dijo con firmeza.
Agregó, por otro lado, que en las Fuerzas Armadas y en el ministerio de Defensa "no hay delito (de corrupción) que no se haya cometido" durante la administración de Luis González Macchi.
Un juez prohibió la salida del país del ex presidente Macchi, acusado de corrupción, específicamente de desviar 16 millones de dólares a una cuenta privada del Citibank de Nueva York.
Comentó que el 95% del rubro de combustibles ya fue utilizado (despilfarrado) por la administración saliente y que sólo durante la semana del traspaso del mando presidencial, hace unos días, "se libraron dos mil cheques para supuestos proveedores".
Al asumir el pasado viernes, Nicanor Duarte enfatizó que limpiará la corrupción del Estado y dijo que regirá "el imperio de la ley" para combatir la impunidad.
Pero el fantasma de Lino Oviedo, el influyente líder político opositor refugiado en Brasil, puso fin a las celebraciones de la asunción presidencial el pasado sábado.
El ex jefe del Ejército y ex candidato a gobernante apareció sorpresivamente frente a Duarte y Lula, en un encuentro presidencial en Itaipú, la represa hidroeléctrica binacional que ambos países comparten sobre el limítrofe río Paraná (350 Km. al este).
Duarte prefirió no hacer comentarios sobre el incidente que involucró a su principal enemigo político exiliado y que ocupó lugares destacados en la prensa del domingo y el lunes.
Algunos de sus funcionarios se manifestaron sin embargo con dureza -al borde del insulto- contra los brasileños por haber permitido dicha presencia.
José Emilio Argaña, recién nombrado consejero paraguayo de Itaipú, hijo del vicepresidente Luis Argaña, muerto en un atentado en 1999, trató de "cobardes" a los vecinos por apañar supuestamente a Oviedo.
Luiz de Castro Neves, el embajador brasileño en la capital paraguaya, se excusó del incidente diciendo que el líder paraguayo exiliado posiblemente entró al acto con "credencial ajena".
Oviedo tiene una condena militar de 10 años de cárcel, que le impuso una corte marcial en 1998, acusado por una intentona golpista en 1996, un caso del cual salió indemne en la justicia ordinaria ese mismo año.
El Tribunal Supremo de Brasil consideró su caso como una persecución política cuando el gobierno de González Macchi solicitó su extradición.