WASHINGTON.- El número de soldados muertos desde que el Presidente George W. Bush proclamó el 1 de mayo el final de los grandes combates en Irak llegó hoy a 139, con lo que superó la cifra de 138 soldados estadounidenses caídos durante la guerra.
Desde que Estados Unidos invadió Irak el 20 de marzo hasta el 30 de abril, según información del Pentágono que hoy recoge "The Washington Post", 115 soldados murieron en combate y otros 23 en accidentes o incidentes no hostiles.
Otros 62 soldados murieron en enfrentamientos armados y 76 en situaciones no hostiles desde que Bush, en una espectacular presentación desde el portaaviones Lincoln, afirmó que había concluido la fase de combates en el país árabe.
Hoy falleció otro soldado, pero de momento no se sabe en qué circunstancias.
El alto número de víctimas en la posguerra, según el Post, "refleja un cambio en las situaciones de combate y de los retos que tiene por delante Estados Unidos".
La baja más reciente informada por el Pentágono -no la registrada hoy- fue la muerte de un soldado de la 130 Brigada de Ingenieros del Ejército que de acuerdo con la versión oficial "sufrió una herida de bala no hostil".
Esto puede significar suicidio o el disparo accidental de un arma de fuego.
"La tasa de muertos en combate desde que Bush estuvo en el Lincoln es de un promedio de un soldado por día", agregó el diario.
La cifra de 139 soldados muertos desde el 1 de mayo "al realzar el creciente número de bajas deja en claro el reto político que enfrenta el gobierno de Bush para sostener un esfuerzo de reconstrucción que, claramente, cuesta más vidas estadounidenses que lo que costó la guerra".
El Pentágono había esperado que, una vez desmantelado el régimen del presidente Sadam Husein, disminuiría la resistencia, podría reducirse la presencia militar estadounidense, y en las tareas de reconstrucción económica y reorganización política tendrían mayor papel los iraquíes mismos y otras naciones.
En cambio la resistencia se ha hecho más fuerte, la reconstrucción económica enfrenta serios tropiezos, se han exacerbado los conflictos entre diferentes segmentos de la sociedad iraquí, y otras naciones se muestran renuentes a enviar tropas.
Estados Unidos mantiene unos 148.000 soldados dentro de Irak y el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, quien insiste en que no es necesario el aumento del contingente del Ejército ha dicho que si el general John Abizaid, jefe del Mando Central, pide más tropas para Irak, las tendrá.